15 noviembre, 2024

El hombre en sus orígenes es el único ser vivo que es capaz de dibujar y desde la prehistoria utiliza esta capacidad como una forma de comunicación, trazando figuras en las rocas que formaban las paredes de sus cuevas y en otros materiales que utilizaba en su cotidianidad. Esta forma de arte es llamada pintura rupestre que es todo dibujo o boceto prehistórico existente en algunas rocas y cavernas. El término rupestre deriva del latín rupestris, y éste de rupes (roca), aunque también es sinónimo de primitivo. Por su necesidad de representar todo lo que le rodea, el hombre encuentra en el dibujo el medio más eficaz para satisfacer ese deseo. Los primeros dibujos datan del Paleolítico Superior, hace 35.000 años, cuando el Homo sapiens representaba sobre las superficies rocosas de las cuevas o sobre la piel de los abrigos, animales que cazaba. Un ejemplo de esta manifestación artística lo encontramos en las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira, en Cantabria (España). Más tarde, los egipcios y posteriormente los griegos supieron aprovechar este arte para decorar sus edificaciones y hacerlo un verdadero elemento de comunicación y expresión humana, aportando grandemente a su desarrollo. 500 años después los romanos, abandonando lo artístico y ornamental, se acercan a una doctrina más práctica y útil para esa época; necesitaban edificaciones más sólidas, que permitieran soportar los continuos ataques de los invasores. Encontraron en el dibujo el medio para reflejar lo que serían las próximas construcciones. Surgieron los primeros planos y con ellos nació la arquitectura. El dibujo ya precisaba de mayor técnica y conocimientos matemáticos que lo que se había forjado hasta el momento. Como vemos, a lo largo de la historia, esa necesidad de comunicación ha evolucionado, dando lugar por un lado al dibujo artístico y por otro al dibujo técnico. El primero intenta comunicar ideas y sensaciones, basándose en la sugerencia y estimulando la imaginación del espectador, el dibujo técnico, tiene como fin, la representación de los objetos lo más exactamente posible, en forma y dimensiones. La primera manifestación del dibujo técnico, data del año 2450 antes de Cristo, en un dibujo de construcción que aparece esculpido en la estatua del rey sumerio Gudea, llamada “El arquitecto”, y que se encuentra en el museo del Louvre de París. En dicha escultura, de forma esquemática, se representan los planos de un edificio. Con la adopción de la normalización, el dibujo adquiere un carácter verdaderamente técnico. Podemos definirla como el conjunto de normas necesarias para la realización de un dibujo técnico y la correcta utilización de los instrumentos de dibujo. La normalización aporta al dibujo técnico una serie de reglas que determinan infinidad de detalles, a fin de que pueda ser un verdadero lenguaje gráfico.  Las reglas se refieren en especial a las unidades de medidas, símbolos representativos, dimensiones, formatos, tipos de líneas y todos los datos que cualquier técnico competente debe saber interpretar.

Conclusión                                                                                                                                                                                                                                                                      En la actualidad el dibujo ha alcanzado un grado de importancia increíble y no  ha quedado ajeno al desarrollo de la informática; en nuestro medio, el dibujo de la mayoría de las oficinas de arquitectura  e ingeniería se realizan por medio de programas de tipo CAD (Computer Aided Design) con los que se logra desarrollar trabajos de gran complejidad.  Entre los programas más populares para el dibujo asistido por ordenador están el AutoCAD y el Solid Edge.

 

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