La suma de dos fenómenos pareciera ser un éxito garantizado. El amor popular al eterno Cerati, y el talento descomunal de los acróbatas reconocidos internacionalmente de Cirque Du Soleil, era una alianza que no podía fallar. Con mas de 260 mil entradas vendidas, y una cantidad récord de funciones (y sumando), logró su propósito de arrasar en ventas y expectativas.
Nadie puede negar que es un espectáculo digno de ver, y hacer una critica llevada a menos sobre este show, seria erróneo y atrevido; pero si podemos recalcar que el show tiene mas de arte escénico que circense. Apunta a unir a los fans de Soda Stereo a través de sus recordados éxitos musicales, acompañados de imponentes despliegues circenses con gran impacto visual, pero sin la esencia que caracteriza a Cirque Du Soleil. Quien haya visto otros espectáculos de esta compañía, tal vez esperaba mucho mas.
La historia que se pretendía contar no fue clara, y obtuvo interpretaciones diversas. Tal vez, si se hubiera tratado de un espectáculo exclusivamente para honrar a Gustavo Cerati, cumpliría exactamente sus objetivos; pero el sello de Cirque du Soleil generaba un obligación implícita en deslumbrar con destrezas físicas y acrobáticas de riesgo,como nos tienen acostumbrados. En cambio hubo un digno acompañamiento visual y puestas en escena innovadoras, a las canciones mas recordados de Cerati, que atrapaban sin duda a sus fans, pero no tan así, a los espectadores fanáticos del Circo.
No cabe ninguna duda que los fanáticos de Gustavo Cerati esperaban un show diferente que no se vio tan reflejado con la puesta en escena del Cirque Du Solei , quizás demasiado circense.