19 abril, 2024

 ruido en el ambiente laboral

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El ruido:

 es un sonido que resulta molesto, inútil y desagradable para la persona que lo escucha. Entendemos por ruido un sonido inarticulado y confuso, más o menos fuerte; se considera ruido cualquier sonido no deseado. El sonido es una sensación auditiva que tiene por origen una onda acústica procedente de una vibración que se propaga en un medio elástico, produzca o no una sensación audible para el oído humano. La vibración es producida por una energía, por ejemplo la que se genera cuando se presiona una cuerda de guitarra.

Según la forma de presentación temporal, los ruidos se clasifican en:

Continuos: cuando el nivel es prácticamente constante a lo largo del tiempo, como por ejemplo el ruido producido por un ventilador o un compresor.

Intermitentes: cuando el nivel sonoro varía en grados bien definidos, de duración relativamente larga. Se puede considerar como una serie de ruidos continuos de distintos niveles sonoros. Un ejemplo podría ser el ruido de una sierra de cinta o máquina/herramienta en la que se distinguen claramente las fases del ruido correspondientes al funcionamiento en vacío y durante el trabajo.

Variables: cuando el nivel sonoro varía de forma continua en el tiempo sin seguir ningún patrón definido, por ejemplo, en un taller de reparaciones mecánicas.

De impacto o impulsos: cuando el nivel de ruido presenta picos de alta intensidad y muy corta duración, por ejemplo el ruido de las prensas de corte.

 

El ruido es un conjunto de sonidos y se define por las mismas características que corresponden al sonido. 

 

 

 Efectos del ruido sobre la salud

El ruido presenta efectos sobre la audición y sobre otros órganos y sistemas del cuerpo humano:

ALTERACIONES AUDITIVAS: El ruido presente en el entorno, tanto laboral como extra laboral, puede dar ocasión a alteraciones auditivas temporales (fatiga auditiva) o permanentes (hipocausto o sordera). Los efectos fisiológicos que el ruido provoca en el oído son:

HIPOCAUSTO: Disminución de la agudeza auditiva que puede afectar todas las frecuencias audibles o selectiva mente los tonos graves o los agudos.

 

FATIGA AUDITIVA: Respuesta fisiológica de protección del oído hacia sonidos de intensidad elevada (>87 dB), que se manifiesta con una elevación temporal del umbral de audición persistente después de haber cesado la emisión del ruido.

EFECTO ENMASCARADO: Efecto fisiológico por el que se ve disminuida la capacidad de percepción de un sonido debido a la presencia de otro sonido o ruido. Una de las incidencias más peligrosas del efecto enmascarado tiene lugar en el ambiente laboral, donde un sonido que debería servir de aviso puede no ser oído a causa de la presencia de otros ruidos, de manera que se ocasionan accidentes que habrían podido evitarse. Cuanto más próximas sean las frecuencias de los dos sonidos, más acentuado será el efecto enmascarados. 

Las lesiones señaladas dependen de factores como:

– La calidad del ruido (a igual intensidad son más nocivas las frecuencias agudas).

– El espectro de frecuencias (un sonido puro de alta intensidad causa más daño que un sonido de amplio espectro).

– La intensidad, la emergencia y el ritmo (el ruido de impulso, de carácter imprevisto y brusco, presenta una mayor capacidad lesiva).

– La duración de la exposición (exposición laboral y extra laboral).

– La vulnerabilidad individual (relacionada con una mayor susceptibilidad coclear por antecedentes de traumatismo craneal, infecciones óticas, alteraciones metabólicas, enfermedades hereditarias, etc.).

– La interacción con otras exposiciones (vibraciones, agentes químicos o fármacos oto tóxicos pueden aumentar el riesgo de hipoacusia).

EFECTOS BIOLÓGICOS EXTRA AUDITIVOS: 

El organismo responde a los estímulos acústicos como lo haría delante de cualquier agresión, ya sea de tipo físico o psíquico mediante modificaciones cardiovasculares, hormonales, digestivas o psíquicas.

Los efectos fisiológicos del ruido se observan:

-A nivel motor (contracciones musculares).

-A nivel vegetativo (aumento transitorio de la frecuencia cardíaca, vasoconstricción periférica, aumento de la presión sanguínea, aceleración de los movimientos respiratorios, disminución de la función de las glándulas salivales y del tránsito intestinal…).

-En el sistema endocrino (aumento de las catecolaminas…).

-En el sistema inmunitario (disminución de la capacidad inmunitaria relacionada con las alteraciones endocrinas) y electroencefalografías (desincronización del EEG).

-En la alteración del ritmo cardíaco.

-En la aceleración de la respiración.

-En el aumento de la presión y vasoconstricción periférica.

-En la modificación de los movimientos peristálticos del estómago y del intestino, que puede provocar náuseas y vómitos.

-En la disminución de la secreción salivar.

-En alteraciones del tono muscular (contracciones de los músculos).

-En la dilatación de la pupila.

Y pueden causar:

– MALESTAR

– ALTERACIONES DEL COMPORTAMIENTO

– TRASTORNOS DE VOZ

– MODIFICACIONES SOBRE EL SUEÑO

– TRASTORNOS DE SALUD MENTAL, ya que en ocasiones incrementa la desazón y el estrés.

– ALTERACIONES DEL RENDIMIENTO EN EL TRABAJO.

– OTROS. El ruido puede aumentar el riesgo de accidente de trabajo si enmascara las señales de alerta, dificulta la comunicación verbal y altera la atención.

– MUJERES EMBARAZADAS. El ruido ha sido reconocido  como uno de los agentes físicos capaces de influir negativamente sobre la salud de la trabajadora embarazada y del feto. El riesgo principal afecta al feto, ya que la exposición prolongada puede ocasionarle lesiones auditivas. Y eso puede pasar aunque la madre se proteja cuidadosamente, ya que la transmisión del ruido se produce en tal caso a través de un medio líquido. Según el criterio de prestigiosas asociaciones de pediatría, por encima de 80 dB la mujer, a partir de la semana 20-22 de embarazo, debería dejar ese ambiente laboral.

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