25 noviembre, 2024

La mano invisible es una metáfora que expresa en economía  la capacidad autor reguladora del libre mercado, Smith la manifiesta en la obra “La Riqueza de las Naciones”. La mayor importancia de la mano invisible aumenta en la medida en que la sociedad se va desarrollando y la división de trabajo crece. Con la existencia de este orden natural hace que la intervención gubernamental sea innecesaria en la mayoría de las materias .Los labores del gobierno, por lo tanto, deben centrarse en la defensa interior y exterior, en administrar la justicia y en proveer bienes públicos el resto lo debe hacer la mano invisible. La intervención del Estado puede ser orientativa, en el sentido que incentiva a la economía privada, para que ésta realice determinadas acciones. La acción del sector público sobre la economía puede tomar la forma de regulación de los distintos procesos económicos, mediante la actividad legislativa conforme el marco institucional dentro del que se desarrolla la producción, el comercio y las finanzas o mediante la manipulación y control de las variables económicas significativas que guían la iniciativa privada, a través de la política fiscal, monetaria o comercial. Así mismo, la intervención estatal puede realizarse a través de la intervención directa del sector público en la actividad económica

La intervención estatal impide bajar la pobreza

Tres de cada diez empresarios consideran que las regulaciones excesivas o el intervencionismo estatal constituyen la principal barrera que tiene el sector privado para hacer sus aportes con la generación de empleos a una reducción de la pobreza y la desigualdad social, al dificultar las decisiones de inversión. Según los datos, un tercio de los encuestados consideró que la justicia es el valor primordial que debería promoverse hoy en el país. Ese primer puesto en el ranking de prioridades fue compartido con la educación y seguido por «la conciliación y la paz», la libertad y la previsibilidad, respuestas aportadas entre otras varias opciones- por el 24, el 22 y el 16%, respectivamente.

La jornada organizada por ACDE llevó por lema «¿Cómo respondemos al papa Francisco? Generando empleo y desarrollo para una Argentina inclusiva». Estuvo centrada en la temática social y hubo datos sobre la situación de pobreza y la desigualdad, cuestionamientos a políticas oficiales y autocríticas del empresariado.

El contexto de debilidad institucional y sus efectos en la actividad económica y en las condiciones de vida de la población fue un tema que recorrió el discurso de varios panelistas. El trabajo de Voices! reveló que para el 49% de los empresarios el principal desafío para mejorar la situación social es, justamente, mejorar la calidad institucional. Como tema desafiante, la corrupción, con el 16% de las respuestas, se ubicó en el segundo lugar.

Datos expuestos en el encuentro no dejaron duda de que una mejora significativa de la situación social es una materia pendiente. Según la encuesta del Observatorio de la Deuda Social de la UCA -que abarca a 5700 hogares-, a más de 3,5 millones de hogares de la Argentina no les llegan los ingresos que sus habitantes consideran necesarios para cubrir los consumos que les son (o eran) habituales. Se trata del 34,1% de las familias, en tanto que solamente un 15,3% dijo tener capacidad de ahorro.

En esos índices, que reflejan una suerte de «pobreza subjetiva» (es decir, no medida con el valor de una canasta fija, sino en función de consumos básicos, pero también de los que una familia considera necesarios), parece haber repercutido la inflación: mientras los datos citados corresponden al relevamiento hecho en 2012, en 2011 los que consideraban no tener ingresos suficientes habían sido menos: 31,1 por ciento.

La pequeña Noticia se refiere cual es la causa de la intervención del estado en el mercado, es decir que la mano invisible como bien lo llamaba Smith A lo largo del proceso de consolidación del capitalismo, ocurrió una transición compleja y con cambios profundos: la universalización del intercambio mercantil de mercancías, tierra, trabajo y capital; la formación y organización de estos mercados necesitaban de un fuerte apuntalamiento normativo para funcionar en forma adecuada. Es así como surge la organización estatal como el centro de gravedad de la remodelación de las nuevas relaciones entre las clases y los grupos sociales.

Organización y comportamiento del mercado: el mercado es una suma de racionalidades individuales no preocupadas por enfrentar los problemas de conjunto y de largo plazo del sistema. Desde la perspectiva del sistema es importante la rentabilidad, pero sobre todo crear las condiciones que la estabilicen a través de la construcción de infraestructura básica y de la producción de bienes públicos; de ahí la necesidad del Estado. El mercado no deja de tener su carácter atomizado en la toma de decisiones, menos aún en cuando las estructuras oligopólicas son dominantes y sus decisiones no garantizan una estrategia adecuada a las necesidades de la industrialización. En estas condiciones, se requiere de una instancia dotada de capacidad para organizar como un “actor colectivo” el sistema de relaciones económicas.

Distribución de los frutos del progreso técnico: en este aspecto la necesidad del Estado es significativa si consideramos la tendencia inherente a la concentración social y territorial de la riqueza. Los mecanismos por si solos acentúan la desigualdad y por ello requieren de intervenciones normativas que contrarresten esas tendencias que pueden hacer peligrar la continuidad del desarrollo. Se desarrollaba el papel del Estado como gerente social de la igualdad de oportunidades, creando la estructura económica de una sociedad de bienestar que proporciona educación, sanidad y protección, mediante la generación de los subsidios y pensiones a todos los ciudadanos.  La intervención del Estado tiene como finalidad aumentar el gasto público e incrementar los impuestos en una cantidad igual, es decir; sin crear un déficit público, sin aumentar la deuda pública y al mismo tiempo, generando un efecto positivo sobre el producto y el empleo. En una situación de elevado desempleo, la política económica es capaz de reactivar la producción y el empleo manteniendo finanzas públicas “sanas” que puede aumentar el nivel económico.

 

 

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