Sin duda las redes sociales y los avances en telefonía celular, ha sido de gran utilidad para el desarrollo de la comunicación. Se han discutido en reiteradas oportunidades sobre las desventajas del exceso de comunicación que pareciera acompañar a dicho avance, pero me gustaría centrarme en esta oportunidad a como perjudica esto, a la practica Medica.
Las preguntas que reciben desde fuera del consultorio son cada vez más frecuentes y les llegan a los médicos desde distintos frentes: por WhatsApp, mensajes de texto y mails. Incluso están aquellos que los buscan por Facebook y Twitter. Y casi nunca se trata de pacientes que viven lejos o no pueden acceder al consultorio.
«Los médicos coinciden en que las comunicaciones instantáneas son una gran ayuda para ellos y los pacientes. De hecho sirven para resolver cuestiones más básicas y descomprimir guardias y consultorios. Sin embargo, también hay abusos. Y hay doctores que se sienten acosados por los mensajes y las imágenes desagradables que les envían permanentemente.
Lo que demandan los pacientes es accesibilidad y disponibilidad. Muchos médicos lo ofrecen, claro que eso implica encontrar el momento para hacerlo, que a veces es mientras están atendiendo a otros pacientes, o cuando están en su casa, o durante un viaje en subte. Y eso pude resultar invasivo.
También existe otro problema: que las consultas no tienen marco legal, sino que quedan completamente por fuera del sistema. No se registran en una historia clínica y tampoco se les pagan.
En el ambiente médico se comenta que algunos profesionales implementaron un sistema de cobro vía mail de las consultas a distancia, más bien con un objetivo disuasorio que económico. Es una manera de hacerles saber que su tiempo y su saber valen. Y que el médico está asumiendo una responsabilidad cada vez que da un diagnóstico o hace una indicación. Lo que casi nadie hace, en cambio, es dejar asentado esa atención en una historia clínica. Es decir, que las consultas electrónicas no se incorporan a la ficha médica del paciente.
Para muchos, este tipo de confianza para preguntar cualquier cosa o enviar cualquier foto se da por la cercanía que existe en el vínculo médico-paciente –sobre todo pediatras, obstetras y clínicos–, pero advierten que no es algo normal en otros países. Y que, contrario a lo que se pensaría, las nuevas generaciones de médicos se resisten más a este tipo de relación que los profesionales de más años.
En conclusión, sin duda la tecnología aporta cosas útiles a la practica de la medicina; pero lamentablemente la gente no utiliza con discreción e inteligencia este recurso, tornándolo perjudicial para el medico, por invadir espacios íntimos, romper con la distancia sugerida entre el medico y el paciente, y por sobre todo por las implicancias legales de dar un diagnostico a través de un teléfono celular u otra red social, sin contar que estas consultas no son siquiera remuneradas al profesional. Es por todo esto que la sugerencia popular a los profesionales, es no realizar diagnósticos ni consultas medicas por celular.