20 abril, 2024

Se suele entender que las leyes sirven  para ordenar la convivencia social con el menor coste posible. Por ello, al juzgarlas se introducen inevitablemente criterios de valor, a veces basados en inciertas pero respetables creencias metafísicas, sobre qué tipos de orden y convivencia social son deseables.

La ley es el conjunto de reglas a las que se deben someter todos los habitantes de un país para evitar conflictos y vivir en armonía.Las leyes son una norma o conjunto de normas establecida por una autoridad competente, con las cuales se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia, y para el bien común de los gobernados.

Algunas de las características principales que la definen son la generalidad,  la ley comprende a todos aquellos que se encuentran en las condiciones previstas por ella, sin excepciones de ninguna clase; la obligatoriedad ya que tiene carácter imperativo y su incumplimiento da lugar a una sanción, a un castigo impuesto por ella misma; la permanencia; el hecho de reputarse conocida, en razón a que nadie puede invocar su desconocimiento o ignorancia para dejar de cumplirla, y por último, rige hacia el futuro, pues regula los hechos que ocurren a partir de su publicación.

Pero las leyes también tienen jerarquías, y dentro de los tipos de leyes comunes en todas las legislaciones, incluida la nuestra, se mencionan la Ley Fundamental, que también  suele denominarse Constitución, y la ley orgánica, cuando nace como consecuencia de un mandato constitucional para la regulación de una materia específica. Y la ley ordinaria.

Por ejemplo, nuestra  Constitución, en su Artículo 6  establece que “todas las personas y los órganos que ejercen potestades públicas están sujetos a la Constitución, norma suprema y fundamento del ordenamiento jurídico del Estado, dejando claro que “son nulos de pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto contrarios a esta Constitución”.

Esto es así porque las leyes, y de manera particular las leyes orgánicas, son “delimitadoras del libre albedrío de las personas dentro de la sociedad”; por lo que se puede afirmar  que la ley es el control externo que existe para la conducta humana,

Hoy en día, la ley se acepta y asume comúnmente en las sociedades organizadas y democráticas como “una norma jurídica dictada por el legislador, es decir, un precepto establecido por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia”, por lo que su incumplimiento trae aparejada una sanción.

Mas aún,  la adopción del sistema social y democrático de derecho en la Constitución Nacional del 2010, una novedad trascendental que para muchos parece ha pasado desapercibida, plantea importantes retos vinculados particularmente con la institucionalidad y el respeto a las leyes,  pues  aunque sea  visto como un ideal inalcanzable para  nosotros los dominicanos, este modelo basado en garantías persigue, entre otras conquistas, que el derecho sea el principal instrumento de gobierno, que la ley sea capaz de guiar la conducta humana, y que los poderes la interpreten y apliquen congruentemente y con las menos distorsiones posibles, bajo el entendido de que ésto conduciría a que se faciliten las interacciones humanas, la prevención y solución efectiva, eficiente y pacífica de los conflictos, y también el desarrollo económico sostenible, y la paz social.

 

 

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