A 307 kilómetros de Salta, el tiempo se detuvo y la única compañía es el silencio. Iruya se encuentra a 2.780 msnm y rodeada por los ríos Colanzulí y Milmahuasi. Si bien pertenece a la provincia de Salta, la única forma de llegar es a través de la provincia de Jujuy.
El camino para llegar es sinuoso, de montaña, con precipicios, con curvas cerradas y peligrosas que dejan aprecian quebradas de diferentes formas y colores. En su mayor parte el camino es de ripio, recorre majestuosos paisajes y desde las cornisas se puede admirar la perseverancia colla para trabajar la dureza del suelo y transformarlo en andenes de cultivos. En las elevaciones que atraviesa el camino, y como formando parte del paisaje, están las manadas de llamas, ovejas y cabras.
Iruya, su nombre proviene del quechua y significa abundante paja. Fue fundada en 1640, surgió como paso obligado entre el Alto Perú y las nuevas poblaciones de la región. El pueblo ha quedado distante de la ruta troncal, este aislamiento ha contribuido a conservar costumbres antiquísimas como el trueque, los sembradíos en terraza, los carnavales y el charqui, la carne salada y seca.
El 18 de febrero de 1995 la localidad de Iruya fue declarada Lugar Histórico Nacional por Decreto 370 del Poder Ejecutivo de la Nación.
Las calles de Iruya son estrechas, empedradas con subidas y bajadas empinadas.
Las casas en general están construidas de adobe, piedra y paja, con galerías y aljibes. El adobe aísla del calor durante el verano y también aísla del frío en los crudos inviernos.
La Iglesia de San Roque y Nuestra Sra. del Rosario fue fundada en 1753 y según está documentado, la primitiva Iglesia tenía las mismas dimensiones que la actual, pero sufrió varias reformas que fueron despojándola lamentablemente de su valor patrimonial. El techo era de barro y paja en su exterior y en interior estaba recubierto de caña brava, en 1926 se lo cambió por un techo de zinc. En 1943 se cubrió con baldosas el piso de adobe. Durante los años 80 se instaló un nuevo altar y en los años 90 se cubrió el techo interior con machimbre. Todos estos cambios modificaron la estructura y decoración original e impidieron así que pueda ser declarada monumento histórico provincial.