28 marzo, 2024

El siguiente artículo hablará sobre cómo la psicología influye en la elección de los destinos turísticos y actividades a realizar, como así también la percepción de los lugares visitados.

Según Fernando Savater los seres humanos son seres racionales y reflexivos, lo que les confiere libertad de elección. En este caso, libertad de elegir los destinos turísticos a los que desean ir y las actividades que en ellos quieran realizar. Las elecciones de las personas se ven impulsadas por las diferentes motivaciones que puedan tener.

Así, la motivación de viaje puede estar dada por deseos, como por ejemplo conocer personalmente un destino que se vio en una revista y les llamó mucho la atención. En ese caso cuando el individuo viaja al destino, cumple su deseo. Otra motivación puede ser la necesidad, como por ejemplo cortar el trabajo por unos días para poder despejarse y descansar. En ese caso el destino en sí no es primordial, la persona no busca necesariamente descubrir un destino, sino mas bien poder cortar con la rutina y despejar la mente. En este caso también, una vez que se llega al destino la necesidad se cumple. Pero en este último caso la necesidad con el tiempo va a volver a generarse, a diferencia del primer caso en el que no necesariamente una persona pueda llegar a desear visitar el mismo lugar dos veces en su vida. Ninguna persona es capaz de trabajar 40 años necesitando vacaciones solo una vez, ¿verdad? Otra motivación puede estar dada por los valores de los individuos. Como por ejemplo las personas que deciden viajar por fe para conocer lugares sagrados como el vaticano, la meca, el muro de los lamentos, etc.

Si bien el turismo trata de seres humanos visitando países donde viven sus semejantes, el hecho de que las culturas difieran de país en país hace que los visitantes deban adaptarse a un sistema de valores ajenos al propio. Uno de los tantos ejemplos que existen podría ser que en Argentina se acostumbra a dejar una propina de alrededor del 10%, en cambio en Japón el dejar propina es tomado como una falta total de respeto.

Asimismo cada persona crea su propia percepción tanto del lugar como la cultura que conoció. Los individuos que viajan, generalmente, poseen cierto conocimiento sobre los lugares y atracciones que encontrará en el destino turístico. Una vez allí a esos conocimientos previos se le suman las respuestas afectivas, hacia personas y/o lugares, y la realidad. Esta realidad puede o no superar las expectativas que la persona había generado previas al viaje. La suma de los tres componentes antes mencionados, configuran la percepción que cada ser humano tiene de un destino específico. A su vez esta percepción es tan particular que no es extraño escuchar opiniones prácticamente opuestas de diferentes individuos sobre un mismo destino.

Mas allá de las motivaciones personales que llevan a un individuo a desplazarse, las diferencias culturales que se puedan tener y las percepciones particulares, las personas que trabajamos en turismo, debemos ser abiertas y respetuosas de las mismas con el fin de hacer sentir bienvenidos a nuestros clientes.

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