29 marzo, 2024

Según su definición, aduana es una oficina pública, establecida generalmente en las costas y fronteras, para registrar el tráfico internacional, los géneros y mercaderías que se importan o exportan, y cobrar los derechos que adeudan…pero cómo y dónde nacen?. No existe una fecha concreta del origen de la aduanas pero hay constancia que en Roma las aduanas existen desde la primera monarquía, y la creación se atribuye al Rey Anco Marcio, quien fundó el puerto de Ostia Antica (640-616 a.C.), en la desembocadura del Tiber, a 35 Km de Roma.

En Grecia las aduanas existieron desde los tiempos más remotos y de la importancia del tributo aduanero nos da una idea Aristóteles al decir que los ingresos ordinarios de los Estados griegos se limitaban a los patrimoniales sobre el consumo y los aduaneros, añadiendo que de estos últimos, obtenía el Estado ateniense sus mayores ingresos.

Los inicios de esta institución en América Latina se remontan a los tiempos de la conquista y colonización española: consolidándose como una organización varios años antes de que la Argentina misma se conformara como Nación, la Aduana Argentina es uno de los organismos más antiguos del país.

Los historiadores consideran que el antecedente más antiguo de la actividad aduanera en tierras del Plata son las disposiciones contenidas en la Cédula Real que el Emperador Carlos V firmó el 19 de julio de 1534 en favor de Don Pedro de Mendoza, autorizándolo a emprender la conquista y «poblar las tierras y provincias que hay en el río de Solís que llaman de La Plata». Dicha Cédula Real establecía la exención del pago de derechos del 7,5% -almojarifazgo (impuesto aduanero que se pagaba por el traslado de mercancías que ingresaban o salían del reino de España o que transitaban entre los diversos puertos, equivalente al actual arancel.)– de todos aquellos bienes que llevaran consigo los colonos siempre y cuando fueran para su uso o consumo personal y no con fines comerciales, dado que, en este último caso, el Tesorero Don Rodrigo de Villalobos, que integraba la expedición de Mendoza, debía formular los cargos correspondientes.

Situándonos en tiempo presente, la Aduana no solo tiene como función principal la de valorar, clasificar, verificar y controlar la entrada y salida de mercaderías, sino que también la de controlar los medios en que son transportadas, asegurando el cumplimiento de las disposiciones vigentes. A demás colabora en el resguardo de intereses del Estado, tales como la seguridad nacional, la economía, la salud pública y el medio ambiente, vedando el flujo de mercaderías peligrosas o ilegales y fomenta la cultura del cumplimiento voluntario por parte de los usuarios.

Básicamente la aduana tiene el deber de controlar las mercaderías que llegan a una nación y puede incautar aquellos productos que atentan contra la seguridad o la salud pública según las leyes que rijan en dicho país.

También contribuyen a proteger la industria nacional. El gobierno puede decidir aplicar un impuesto especial al producto importado para favorecer a los fabricantes locales encareciendo el precio de venta de éste y volviendo más competitivo al local/nacional.

Si bien ellas se encargan de percibir los impuestos por el tránsito de salida y entrada de productos, sus funciones van más allá de esta acción. Entre sus obligaciones destacan dar permiso de entrada a un país a ciudadanos extranjeros, estudiar la mercancía que estos movilizan para evitar el tráfico de productos tóxicos que arriesguen la salud pública, e impedir el robo de patrimonio histórico y cultural.

En Argentina todas estas funciones se cumplen en tres tipos principales de aduanas como las terrestres, que movilizan una gran cantidad de productos, al igual que las aduanas marítimas. Generalmente se encuentran en puntos limítrofes entre países y por éstas circula mercancía en transporte pesado, vehículos particulares e incluso a través de peatones, especialmente en las fronteras ubicadas entre ciudades grandes como Asunción en la provincia de Misiones.

Sus funciones radican en revisar la correspondencia entre la documentación y lo que transportan los vehículos. Pueden tener sub departamentos, como la aduana de paso fronterizo, que revisa y sella documentación y pasaportes; la aduana de destino, que fiscaliza los productos que ingresan; y las aduanas de entrada, encargadas de la primera recepción de los productos.

El segundo tipo son las aduanas aéreas, las cuales se ubican en aeropuertos internacionales y representan el ámbito de mayor tránsito de individuos. Su función se establece en la revisión de la documentación de los pasajeros que intentan ingresar a un país, para constatar que estos cuenten con los permisos correctos y que su equipaje cumpla con las normas establecidas. Allí se hace una revisión exhaustiva de los equipajes, tanto en la entrada como en la salida de los pasajeros. A las personas que sean detectadas con productos ilegales, como drogas o mercancía de contrabando se les pueden otorgar penas de cárcel. Ellas también tienen la potestad de revisar y retirar mercancía de las maletas de los pasajeros que puedan atentar contra la seguridad de los demás viajeros. Las aduanas aéreas a demás reciben mercadería de importación y exportación que son revisadas tanto en aduanas de entrada como en aduanas de destino.

Por último tenemos la aduana marítima que representa el tipo de aduana que moviliza la mayor cantidad de mercancía entre países muy alejados geográficamente. Por sobre todo se maneja mercancía de tipo pesada o de gran tamaño, como vehículos o maquinaria para industrias.

Para la movilización de transportes marítimos y buques se debe contar con permisos de navegación establecidos por cada país y con identificaciones específicas. Tal como en los otros dos tipos de aduanas anteriores, estas también se encargarán de revisar la mercancía de entrada y salida con su respectiva documentación. En el caso de los cruceros turísticos, las aduanas fungirán las mismas obligaciones de las aduanas aéreas y las de paso fronterizo, sellando los pasaportes y revisando la documentación.

Sin embargo, cualquier beneficio que pueda obtener un país a través de este proceso de control en la aduana se frustra cuando entra en juego el contrabando, una práctica delictiva que lleva en nuestra cultura desde hace siglos y que consiste en forzar el ingreso de ciertos artículos, ya sea de aquellos que la aduana no dejaría pasar o bien de cualquier otro, con el objetivo de no pagar los tributos y venderlos evadiendo las leyes.

La omisión del pago de los tributos se conoce con el nombre de defraudación aduanera y por lo general va de la mano del contrabando, aunque algunas veces solamente se practica la defraudación. Lo más importante es que ambos ponen en riesgo la estabilidad y la seguridad de un país, tanto a nivel económico como social.

Cuando una organización mafiosa consigue evadir sus obligaciones ante la aduana para transportar una determinada mercancía, tiene la oportunidad de venderla a un precio inferior al presente en el mercado local; de esta manera, el público comienza a consumir la opción más barata, en manos de personas que no contribuyen con el desarrollo del país e ignoran a los comerciantes decentes. Esto es normal en muchas partes del mundo, con productos que van desde comida hasta ropa y juguetes.

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