19 abril, 2024

ESTRUCTURA Y COYUNTURA ECONÓMICA

La diversidad económica que posee India engloba tanto los tradicionales pueblos rurales, la agricultura moderna, artesanías, así como también una gran variedad de las más nuevas industrias y una enorme variedad de servicios. Cerca del 50% de la fuerza laboral está abocada a la agricultura, sin embargo, la fuente de trabajo que más crecimiento está experimentando son los servicios, que representan más del 60% del “output”, empleando a la tercera parte de la población del país. India está evolucionando hacia una economía abierta, pero aún quedan rastros de las políticas del pasado. Las medidas de principios de los ’90 favorecieron la aceleración el crecimiento del PBI casi en un 7% anual, entre 1997 y 2011. Posteriormente, la economía empezó a progresar más paulatinamente a causa de una disminución de las inversiones, provocada por las altas tasas de interés, inflación y la desconfianza de los inversores sobre el compromiso gubernamental respecto de las posibles reformas económicas, sumado al bajo crecimiento a nivel mundial.

El aumento de los desequilibrios macroeconómicos en India y las mejoras de las economías occidentales, llevaron a los inversores a quitar sus capitales de la república asiática, incitando una fuerte devaluación de la rupia.

El pronóstico a largo plazo de India es bastante positivo debido a la joven población y su respectiva baja tasa de dependencia, las formas sanas de ahorro e inversión, y la creciente integración a la economía global. Sin embargo, aún existen muchos desafíos por delante como, por ejemplo, la ineficaz producción de energía y su distribución, infraestructura deficiente, la gran cantidad de dinero destinada a subsidios y las limitadas oportunidades que tienen los empleados que están fuera del ámbito agropecuario.

La balanza comercial entre Argentina e India ha arrojado un saldo superavitario para Argentina durante todo el período bajo estudio. Durante el último lustro el comercio total ha promediado los 2.370 millones de dólares, siendo el año 2016 el periodo de mayor actividad (USD 2.913 millones).

En 2016 se realizaron envíos por 2.213 millones de dólares, registrando un incremento de las mismas del 10% a nivel interanual, en el marco de lo que fue un aumento mayor del 86% en los últimos cinco años. Respecto de la evolución de las importaciones argentinas de productos provenientes de India, las mismas se redujeron un 3% al comparar los años 2015 y 2016.

Si bien el crecimiento en los últimos años se sustentó en la colocación de los derivados del complejo sojero y otros aceites, en 2015 las ventas externas a India se vieron acompañadas de fuertes crecimientos en rubros tales como Legumbres (+169%), Maíz (+166%) y especialmente Fibras de algodón (pasando de 4 millones de dólares a más de USD 10 millones).

La posición arancelaria más enviada a India es la 1507.10.00 que corresponde a Aceite de soja en bruto, incluso desgomado. En el año 2016 se exportó por un total de 1.963 millones de dólares, cifra que equivale a un incremento del 8% respecto 2015. Cabe destacar que este producto concentra el 89% del total de las ventas argentinas a India. Le siguen en importancia:

Aceite de girasol en bruto (USD 47 millones; 2%), Minerales de cobre y sus concentrados (USD 43 millones; 2%) y Cebada cervecera (USD 22 millones; 1%)

Si bien las cifras de India son alentadoras y prometen un crecimiento explosivo del sector, cuenta con un gran número de obstáculos para que el sector alcance los mismos niveles de desarrollo que otros países asiáticos como Tailandia y China han alcanzado en décadas recientes. Los problemas principales son: el escaso apoyo de las políticas gubernamentales – los diferentes gobiernos de India no consideran al sector de la distribución como una industria -, el elevado precio del suelo, las grandes ineficiencias que se producen en la cadena de distribución y la necesidad de mano de obra cualificada para la buena gestión del sector.

Uno de los aspectos más relevantes para las empresas internacionales ha sido la restricción a la inversión extranjera en el comercio minorista. Esta prohibición estaba fundamentada en el tradicional recelo de los dirigentes indios a la entrada de multinacionales extranjeras en el sector, que consideran pueden destruir miles de puestos de trabajo en las pequeñas tiendas de proximidad.

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