El gasto público es uno de los elementos más importantes en la política económica de un país, pero en la medida en que le inyecta gran dinamismo también puede causarle daño.
En este caso nos vamos a dedicar a hablar sobre la administración del gasto público que está destinada a la educación en nuestro país, abordando los grandes desafíos, problemáticas del siglo XXI y los avances de los últimos años, tanto de cobertura como de presupuesto.
La educación es una actividad reconocida por sus contribuciones positivas para la sociedad, es por esta razón que se convierte en una de las mayores necesidades públicas para el estado ya que involucra al 31,5% del gasto público de las provincias, al 5,3% del PIB nacional y ocupa al 8% de los trabajadores, pero a la hora de su financiamiento esto no se vería reflejado. El 91,9% del presupuesto educativo que ejecutan las provincias y la Ciudad de Buenos Aires se destina a los salarios del personal docente y de maestranza, una cifra que supera a la de la mayoría de los países desarrollados. la priorización del gasto salarial, es parte de la presión sindical, esto deja poco margen para el gasto en infraestructura, que en muchas escuelas se encuentra en estado crítico. Solo en la provincia de buenos aires se difundió un informe que describe situaciones de gran precariedad en alrededor de 250 escuelas. Ausencia de salidas de emergencia, falta de luz en escuelas nocturnas, paredes electrificadas, peligro de derrumbe, techos que se desplomaron, escuelas sin gas, electricidad ni teléfono, o con un solo baño para alumnos y docentes, obras paralizadas por falta de pago, forman parte de un panorama dramático que se reitera en el resto del país. Por un lado están los que sostienen que en las provincias el gasto del capital está destinado a la construcción de nuevas escuelas, en vez de ocuparse de la infraestructura y mantenimiento de las que ya existen. A diferencia de lo que exige la ley de financiamiento educativo, en los municipios hay muy poco control sobre en que se gastan los recursos.
Si bien el Estado se esfuerza en invertir en salarios esto no implica que los maestros ganen bien. Más bien al contrario. Pese a los aumentos de los últimos años, las remuneraciones de los maestros argentinos siguen siendo bajas en comparación con las de los países desarrollados.
El sistema argentino comparativamente tiene mayor cantidad de docentes, lo que hace que el gasto en salarios también sea mayor.
En cuanto a la distribución por niveles educativos, el presupuesto público se distribuye en un 44,7% para el nivel inicial y primario, un 33,4% para el nivel medio y un 21,8% para el superior, pero los ítems más importantes del presupuesto educativo siguen siendo las universidades públicas, la única red de instituciones educativas a cargo del Estado nacional ya que las provincias y la ciudad de Buenos Aires tienen a su cargo todos los servicios de enseñanza, desde el nivel inicial hasta el secundario ,si bien se incrementó un 4 % el presupuesto en comparación al año pasado, el efecto de este incremento queda parcialmente neutralizado por la incorporación de 5 universidades nacionales al presupuesto: Pedagógica Nacional, San Antonio de Areco, Guillermo Brown, Scalabrini Ortiz, Comechingones. Un dato adicional a considerar, es el virtual congelamiento de las plantas docentes que se desprende de lo señalado en el artículo 12 del proyecto de ley de presupuesto, que establece que la Secretaría de Políticas Universitarias será la encargada de aprobar los nuevos cargos docentes de las universidades. Según los criterios que se pongan en juego para estas aprobaciones, la actividad académica de las universidades de reciente creación podría enfrentar problemas para proveer los cargos docentes que requiere una oferta en desarrollo.
Los fondos que el Estado aporta a las escuelas privadas pueden interpretarse desde dos visiones diferentes, una de ellas sostiene que el esfuerzo permite complementar la oferta estatal y otorgar opciones que fomentan la libertad de elección de las familias y la otra plantea que estos recursos se destinan en forma preponderante a los sectores medios y altos y que, además, se fomenta un sistema de división social que separa a la educación en función del nivel de ingreso de los hogares.
Pero la mala administración de los gastos públicos no solo afecta a las escuelas en sí y maestros sino también a millones de chicos, de los cuales la mitad que empieza la escuela pública no la termina, y de los que si lo logran solo 7 de cada 10 no tiene los conocimientos básicos de matemática. Además, la mitad de los alumnos que asiste a la escuela pública no comprende textos, mientras que entre los alumnos de las privadas la cifra baja al 20%, esto se vio reflejado en los resultados de “Aprender 2016”.
Argentina ha tenido logros importantes en materia de financiamiento educativo, pero subsisten importantes desafíos para ampliar la cobertura e incrementar la eficiencia y la calidad. Esta situación se debe a que se partió de una situación muy deteriorada en términos de asignación de recursos y a que la educación requiere de plazos muy largos para observar progresos. Además, en una actividad con fuerte inercia como la educación, resulta difícil modificar los planes de estudios, las jornadas, los subsidios, la formación docente, las perspectivas de salarios atractivos o la asistencia escolar. Por ello, el mayor financiamiento resulta una condición necesaria pero no suficiente para las mejoras en la medida en que no se sostenga durante períodos muy extensos.
Los desafíos que enfrenta la educación actualmente serian:
- El aumento del presupuesto público educativo, en primer término, hasta la meta legal del 6% y luego superarla.
- El incremento de los salarios, que, si bien subieron en la última década, deben hacerlo aún más para atraer y retener a buenos maestros y profesores
- La reasignación de los subsidios a la educación privada
- La ampliación de la jornada escolar.
Sin embargo, el alto déficit fiscal que atraviesa actualmente el país, la deuda pública y su idea de reducir el gasto público, postergan la idea de una mejor educación.