18 noviembre, 2024

A lo largo de los años, mientras el comercio internacional fue formando parte de la economía de todos los países, se fueron creando medidas que favorecieran el desarrollo comercial y de proteccionismo al mercado local.

En los últimos años, varios países se fueron posicionando como grandes importadores y exportadores, sus contratos bilaterales de comercio con otros países, le facilitaron varias cuestiones. Mencionamos el caso particular de Chile; la economía de este país se ha ido formando en base a convenios y contratos comerciales, posicionándose hoy como uno de los países más visitados para la compra de productos del extranjero. Millones de turistas, eligen a este país, para realizar compras de productos que, o bien en su país no consiguen, o consiguen pero a precios excesivamente altos.   Dejando de lado a las compañías locales, Chile hoy en día basa su economía en la importación de productos para venta directa, o bien, compra de productos semielaborados, al cual le destina poca producción en su país.

Por otra parte, tenemos que el gigante Shanghái, en China, se posiciona como una de las ciudades más modernas y abiertas al mercado, la cual inaugura en estos últimos tiempos, su  Zona de Libre Comercio, favoreciendo fehacientemente al comercio internacional. Numero uno en el ranking de capitales con más importaciones y exportaciones en los últimos años; más entradas y salidas portuarias, por su preparación, como urbe del comercio internacional mundial.

Ahora bien, dónde nos  encontramos nosotros, la Argentina, en este plano mundial. Para esclarecer un poco los hechos, deberíamos dividir el proceso comercial internacional argentino en dos.
Por una parte, el que vivíamos unos años atrás ¿Cómo eran las políticas internacionales adoptadas por nuestro presidente?  Y ahí es clave mencionar las DJAI (Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación); fueron implementadas por el ex secretario de Comercio Interior para restringir la fuga de divisas a través de las importaciones. Las DJAI son un requisito para poder ingresar mercaderías desde el exterior, sean ellas bienes terminados para consumo o insumos, se tienen que gestionar con anterioridad al trámite de compra con el proveedor internacional. De hecho, para poder oficializar la importación, el Sistema MARIA (software usado por la Aduana para registrar las operaciones de comercio exterior) solicita el número de DJAI que acompañe el trámite. También dicho número tenía que ser informado en el sistema de Control de Operaciones Cambiarias. Todas estas medidas, se presentaban como ‘trabas’ al comercio internacional, las cuales encarecían de manera abismal los costos para los importadores, por tanto se redujo ampliamente el número de importaciones y exportaciones.

Y la segunda etapa, es la que vivimos actualmente, con el cambio presidencial, nos encontramos en una posición totalmente diferente. Se reemplazaron las DJAI por un nuevo sistema llama SIMI (Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones), que busca llevar control de las importaciones pero con una nueva ideología de apertura, de favorecer al comercio internacional. En los últimos meses, se ha gestionado de manera “inteligente” el comercio exterior, ya que las LNA (Licencias No Automáticas); que presenta el nuevo sistema, son permisos que sólo se deben solicitar para ingresar productos específicos, con la ventaja de poder realizar el trámite de manera totalmente online.
De esta forma, en la Argentina  ya es posible encontrar cajas de té del Reino Unido, chocolates de Suiza, quesos y mermeladas de Francia, snacks y aderezos de Estados Unidos, además de aceites de oliva y fiambres de Italia.
¿Cómo esto repercute en las compañías locales?
La preocupación crece debido a que con la apertura, la demanda de productos locales cayó en un 25 % hasta un 30%, mientras que el consumo de productos de alta gama, por ejemplo: heladeras, cocinas, lavarropas, etc; por lo general proveniente de China, Brasil, creció de un 5% hasta un 15% en los últimos meses.
El problema para los industriales argentinos es que el producto nacional puesto en un comercio es un 40% más caro que uno proveniente del gigante asiático (impuestos y aranceles incluidos) y un 20% más costoso que el que se fabrica en Brasil.
Mientras que en el sector tecnológico, trazan una doble lectura: celebran que mejoró el flujo de importaciones de partes y piezas fundamentales para la producción nacional, pero la expectativa ahora está puesta en el ingreso de dispositivos que ya vienen armados y listos para la venta.
En conclusión, alentar el ingreso de productos y alimentos, resulta favorable a corto plazo, pero deberá analizarse si ello realmente resuelve la cuestión de fondo de nuestro país, la inflación; y evitar que perjudique asi a la economía local. Proceso que resultará difícil por los cambios bruscos que sufrió nuestra economía en el último tiempo, comenzando con la tendencia de gobiernos de ideas económicas bien diferenciadas. Es cierto también lo que menciona el periodista en el vídeo, que las medidas de cambios económicos, y más aún las que respectan al comercio internacional, suelen ser mal recibidas por las personas y por sobre todo, por los empresarios dentro del país.

Así funciona en nuestro país; con el cambio de presidente y sus nuevas medidas de apertura al comercio internacional se han presentado posiciones bien diferenciadas. Por una parte, quienes apuntan a las relaciones internacionales, con esperanza de que ello mejore la situación económica del país, y por otra, quienes lo ven como una amenaza directa, que solo desestabilizará más aún la situación económica Argentina.

Fuente:

http://www.bbc.com/news/av/business-37585477/is-international-trade-always-good-for-the-economy

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