19 abril, 2024

La intoxicación por humo es la principal causa de mortalidad en los incendios. El 80% de las muertes son debidas al humo y a quemaduras en la vía aérea y no a las quemaduras corporales. A la vez, la inhalación de humo de incendios representa la principal causa de intoxicación por cianuro en los países desarrollados y causa varios miles de muertos cada año. Los incendios en lugares públicos o en domicilios privados constituyen un hecho habitual que, en ocasiones, adquiere características de drama y que comportan una importante mortalidad.

Hasta hace relativamente poco tiempo se reconocían en las víctimas de los incendios tres grandes tipos de patología: una traumática derivada, por ejemplo, de una precipitación al vacío o derrumbe, otra a consecuencia directa de las quemaduras y la ultima a un síndrome de origen tóxico, atribuido hace años únicamente al monóxido de carbono (CO).

La intoxicación por humo de los incendios es compleja, ya que intervienen en ella muchos factores como el material que se quema, la temperatura alcanzada en el curso de la combustión, la cantidad del oxígeno del ambiente, la duración de la exposición y la proximidad física al núcleo de la misma. Por ello, las consecuencias pueden ser muy variadas y en múltiples combinaciones. En primer lugar, puede observarse una disminución de oxígeno, que del 21% puede descender hasta un 10%, en función del ambiente cerrado en el que se produce la combustión y de la vivacidad de la misma. En segundo lugar, los pacientes pueden sufrir una intoxicación al inhalar gases con toxicidad sistémica, fundamentalmente el monóxido de carbono. En tercer término, el aparato respiratorio puede verse muy comprometido por la inhalación de gases irritantes. En cuarto lugar estarían las lesiones térmicas de las vías aéreas superiores y en último lugar, las lesiones pulmonares. En su conjunto, varios cientos de productos químicos diferentes pueden liberarse al quemarse los diferentes materiales, teniendo muchos de ellos un punto en común: pueden conducir a una insuficiencia respiratoria aguda que puede acabar con la vida del paciente.

En resumen, podríamos decir que se trata fundamentalmente de la consecuencia de inhalación de gases asfixiantes con privación de oxígeno y temperaturas elevadas.

Los signos y síntomas de la intoxicación comienzan rápidamente, antes de 1min tras la inhalación y algo después desde la ingesta. Inicialmente los pacientes tendrán taquicardia, acompañada de mareo y náuseas o vómitos. Mientras esto progresa, les baja la tensión arterial y tienen una depresión miocárdica. Finalmente aparecen arritmias, coma y convulsiones que culminan en una parada cardiorrespiratoria y muerte.

La lesión por inhalación constituye por sí sola un evento grave que al asociarse con quemaduras, más o menos graves ensombrecen aún más el pronóstico de vida del enfermo. El conocimiento de la patología y la toma de medidas inteligentes desde el lugar mismo del accidente hasta en el propio hospital pueden mejorar la evolución de la enfermedad. El conocimiento de las nuevas alternativas de tratamiento y su aplicación en las diferentes etapas por las que atraviesa el paciente que sufre una inhalación de gases tóxicos grave, pueden cambiar el pronóstico de vida de esta enfermedad.

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