27 julio, 2024

Es habitual que tanto en el ámbito laboral, como en la vida cotidiana existan conflictos de distintas índoles. Conflictos que no solo nos traban laboralmente, sino que tensan relaciones. Creando un lugar hostil, y de pocos ánimos para las personas que interactúan en él. Y es que sea donde sea que nos paremos o encontremos, las diferentes posturas, creencias, pensamientos y demás, están muy sensibles al choque sino se las controla debidamente. De esta manera es que Fred Jandt argumenta “el conflicto es inevitable, pero no necesariamente malo”.  Por eso    es que depende de uno mismo manejar, dichos conflictos, de manera “correcta” y así poder generar beneficios para todas las partes.

Visto desde una visión más comercial un conflicto mal “administrado” puede destruir relaciones con clientes, empresas, hasta naciones. El conflicto sin control puede ser demasiado costoso financieramente, tanto para nosotros, como para nuestros clientes, o para las empresas a las que representamos. Y es aquí donde aparece la negociación.

Negociar es entendido como “un esfuerzo de interacción orientado a generar beneficios”.

Antiguamente las negociaciones se basaban en la consigna ganar-perder. En la cual se ve a la otra parte como un adversario y de esta manera buscar exclusivamente beneficios propios. Estos tipos de negociadores son agresivos, están a la defensiva y presionan a la otra parte para poder ganar. Creando de esta manera beneficios propios, o incluso a veces para ninguna de las partes. “si yo no gano, vos tampoco lo harás”.

Sin embargo con el pasar de los años, basándose en investigaciones, se empezó a desarrollar un enfoque con un mayor grado de apertura mental y creativa frente a los conflictos, llamado ganar-ganar. Este nuevo ideal está basado en la búsqueda de beneficios tanto personales, como para la otra parte.  En la que el negociador tiene mayor empatía y creatividad frente al conflicto a resolver.

Saber negociar es crucial para cualquier persona. Es lo que te llevara a tener mejores relaciones sociales, adquirir un ascenso en tu trabajo, conseguir clientes para tu emprendimiento, entre otras cosas. Es decir todos los aspectos personas, sociales y laborales se ven afectados por conflictos que se deben negociar.

Para un buen negociador es fundamental separar sus sentimientos a la hora de negociar. Esto no quiere decir que  no los tengan presentes. Sino que lo estén,  pero teniendo control sobre ellos. Y de esta manera poder tener un análisis totalmente objetivo y analítico sobre la situación que se está dando.

En la negociación es esencial el uso de la comunicación. “Sin comunicación, no hay negociación” (William Ury).  Y es que se pueden dar  conflictos como la no escucha de ambas partes, la incorrecta expresión de lo que se quiere trasmitir, las diferentes opiniones sobre un punto, también que se dé por “supuesto” algo que no se haya hablado, entre otros.

De esta manera y frente a estos problemas, es conveniente:

Escuchar atentamente, y pedir aclaraciones en el caso de no entender a la contraparte.

Expresarse de manera que pueda entenderse correctamente lo que se quiere trasmitir, es decir ser claro y conciso con lo que se quiere expresar. Repetir las palabras o frases que sean determinantes en su discurso. Como también hacer énfasis en estas, modulando de manera distinta o, también, cambiando el tono y el volumen de la voz.

Estar preparado, y conocer de antemano la temática que se tratara, como también los intereses de la contraparte. Y de esta manera saber qué información dar y cual no. No hable por hablar.

Tratar de crear reuniones tanto formales, como informales. Y en estas últimas buscar que le gusta o le disgusta a la otra parte, para así luego crear una atmosfera más acogedora, y familiar.

Por último, separar el problema de las personas. No ver a la contraparte como su enemigo, o su adversario, verlo como un colega con el cual juntos intentaran buscar una solución a un problema en común, en el que ambos salgan satisfechos.

Ser creativo, esta cualidad es fundamental para los profesionales de hoy en día. Buscar una solución, frente a una negociación que se encuentra bloqueada por algún motivo, es esencial  y marca la diferencia. Tener un pensamiento lateral frente a los conflictos y una mente abierta a los cambios puede lograr una mayor apertura a las posibilidades, a la hora de negociar, de cumplir con sus intereses propuestos.

En resumen negociar es algo frecuente y cotidiano en nuestras vidas. Los conflictos aparecen en cada hábito en el que interactuemos con personas, es responsabilidad de cada uno poder abordarlos de la mejor manera posible para alcanzar sus metas y objetivos. ¿Estás listo para negociar? Ya es hora.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *