17 mayo, 2024

Las principales motivaciones que llevan a los países es desarrollo a la decisión de integrar sus economías son:

 

  1. Desarrollo industrial y progreso tecnológico: lo que se busca no es un cambio meramente cuantitativo en la industrialización en general, sino una estructura distinta de la actividad industrial que además de sus otros efectos económicos estimule el progreso técnico y tenga una influencia mas profunda sobre toda la actividad económica.

 

  1. Expansión del comercio y mejor aprovechamiento de las capacidades productivas existentes: la ampliación del mercado mediante la liberación del intercambio permite la especialización y el uso más eficiente de la capacidad instalada. Lleva consigo también objetivos de industrialización, en la misma medida en que el comercio induzca la creación de mayores capacidades y permita la evolución de la estructura industrial hacia una mayor especialización.

 

  1. Aumento de la capacidad de negociación con terceros países: mejoramiento de las relaciones políticas entre Estados.

 

Cabe una advertencia sobre estas motivaciones económicas. Ellas expresan los fines inmediatos que la integración económica puede ayudar a conseguir, pero es obvio que en el trasfondo esta aspiración al progreso económico  y social con una serie de objetivos como el crecimiento del producto, el aumento del empleo, la erradicación de la pobreza y otros. La preferencia por la industrialización o la expansión del comercio supone en rigor una relación entre estos fenómenos y el desarrollo general de la sociedad, que vendría a ser la motivación última de la integración.

 

Podrían afirmarse que los elementos que influyen en la intensidad y jerarquía de las motivaciones de los países que se integran son los siguientes:

 

  1. el grado de desarrollo industrial alcanzado por un país y la relación existente entre su dimensión económica y la dimensión del mercado que seria necesaria para lograr el cambio deseado en la estructura industrial
  2. la dimensión económica de la zona de integración en relación con la que sería necesaria para alcanzar ese cambio deseado de la estructura industrial
  3. la posición relativa del país, en cuanto al grado de desarrollo industrial alcanzado, frente a otros países participantes en la integración.

 

El primer elemento tiene un influjo poderoso y directo en las motivaciones. Mientras mayor sea el grado de desarrollo industrial alcanzado por el país y mas cerca este su dimensión económica del tamaño de mercado requerido, menor será la intensidad de las dos motivaciones. Por el contrario, mientras menor sea el grado de desarrollo industrial de un país y mas lejos este su dimensión económica de la dimensión de mercado requerida, mayor será la intensidad de las dos motivaciones, especialmente la del cambio industrial.

 

En lo referente al segundo elemento, una zona de integración grande, de dimensión igual o mayor a la requerida por el país mas desarrollado industrialmente entre los que se integran, favorecerá la intensidad de las dos motivaciones en todos los participantes, pero particularmente la del cambio industrial.

 

Una zona de integración inferior a la requerida por uno o más de los países desarrollados industrialmente, aminoraría especialmente la intensidad de la primera motivación frente a la segunda. Por el contrario, una zona de integración grande atenuaría la diferencia de motivaciones atribuible al grado de desarrollo industrial alcanzado, mientras que una zona de integración pequeña agudizaría esas diferencias en intensidad y jerarquía.

 

El tercer elemento, abre un tema fundamental: el de las diferencias de desarrollo industrial entre los países miembros de una zona de  integración, es decir, la homogeneidad o heterogeneidad de esa característica de su estructura económica. Parte de esa heterogeneidad se desprende del análisis efectuado en el punto anterior, como también de los efectos que emanan de la posición relativa de cada país dentro del esquema de integración, es decir, las modificaciones que surgen de cada país en función de los otros.

 

Retomando la teoría ortodoxa de la integración podemos decir que la creación del comercio se favorece cuando el comercio exterior de los posibles miembros es pequeño en relación con su producción interna y cuando existe una elevada proporción de comercio con los posibles países socios.

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