27 diciembre, 2024

En el siguiente artículo me propongo analizar la conducta de algunos funcionarios aduaneros, que han desarrollado sus funciones de manera irresponsable y poco profesional. Un fallo de la corte suprema de justicia admite la responsabilidad por daños y perjuicios producidos por estos funcionarios que no cumplían con sus tareas habituales como corresponde, no ejecutaban los despachos correctamente, no solicitaban la documentación necesaria para dichos despachos y tampoco daban aviso al despachante ni al importador para que se presenten, obviando realizar la clasificación arancelaria correspondiente y cometiendo de esta manera errores inaceptables. Por estas irregularidades denunciadas la corte suprema de justicia decidió condenar a los funcionarios a pagar una suma de $3.089.432,83 como resarcimiento por el daño moral ocasionado.

Analizando la conducta de estos funcionarios aduaneros desde el punto de vista de la moral, se puede hacer referencia al doble plano de la misma: por un lado el plano normativo, constituido por las normas y principios que regulan la conducta de los hombres, es decir, estos funcionarios ejercen sus funciones en base a un sistema de normas ya establecidas y que deben cumplir.  Por otro lado encontramos el plano fáctico que hace referencia a los hechos, a la conducta en si misma. El incumplimiento de sus funciones por parte de estos funcionarios no puede ser considerado moralmente positivo en cuanto viola una norma moral a partir de una forma de conducta indebida. Cuando se desarrolla una labor faltando a las normas morales y a lo establecido legalmente, también se esta faltando a la institución para la cual ese individuo responde (en este caso la aduana), debiéndose tomar medidas en el asunto. Se analiza el caso específico y se determina una solución, que puede equivaler a una suspensión o pena y hasta la perdida de la matrícula por faltar a la ética profesional.

A la hora de decidir nuestro futuro podemos elegir una profesión, es decir, una actividad especializada y permanente con el solo objetivo de que la misma se convierta en una fuente de ingresos, pero principalmente la misma es elegida por vocación. La profesión constituye un fin en si misma, algo que uno elige pensando en lo que más le gusta hacer, aquello de lo que uno desea trabajar toda su vida y para lo que se forma teniendo en cuenta la responsabilidad que se necesita para ejercerla, porque quien contrae la obligación de un servicio es responsable por los perjuicios que cause en su ejecución irregular. Por ejemplo, si un medico no medica bien a su paciente es posible que este empeore su situación, o como en este caso, que la cámara de apelación condene a estos funcionarios por su accionar irresponsable a pagar una multa como resarcimiento.Además la Dirección General de Aduanas debe avisar a las demás aduanas de que se accionó de manera irregular para que estén alertas y esto no vuelva a suceder, porque si bien cada funcionario es responsable de sus propios actos, los órganos deben responder por cada uno de ellos.

Sánchez Vázquez nos dice sobre la responsabilidad moral «solo podemos hacer responsable de sus actos al sujeto que elige, decide y actúa conscientemente«, es decir, no es lo mismo una persona que es obligada a actuar de determinada manera, por ejemplo, bajo amenaza, que una persona que decide por propia voluntad y actúa en su propio beneficio, aun incumpliendo las normas, cometiendo errores intencionalmente, en este caso, realizando mal la clasificación arancelaria de una mercancía y actuando de manera indebida para que el importador o exportador que contrate sus servicios pague menos aranceles que los que le correspondería pagar por las mismas. La sociedad necesita reglas morales para funcionar y las personas necesitan conocer esas reglas para vivir y para trabajar en conjunto. Así como en la sociedad hay reglas de convivencia por ejemplo, sacar la basura antes de las ocho de la noche o no cruzar la calle si el semáforo se encuentra en rojo, hay un código de normas para cada profesión y cada uno de ellos establece lo que esta permitido y lo que esta prohibido junto con su respectiva sanción.

Cuando decidimos la profesión que elegimos para nuestro futuro, nos capacitamos, estudiamos y adquirimos herramientas que nos van a permitir ejercerla. Además cada una de estas profesiones tiene un código de ética profesional que determina cómo debemos actuar para con nuestros superiores, nuestros compañeros y nuestros clientes, pero no es lo único. A los estudios teóricos y la formación ética se suma la práctica profesional que nos enseña un modelo de lo que vamos a hacer en la profesión, la experiencia que vamos a adquirir trabajando día a día con las situaciones que se nos vayan presentando. Al momento de ejercer actuamos con conocimiento de nuestros actos, tenemos la capacidad de razonar y de elegir lo que queremos hacer. Actuamos con voluntad y con libertad, somos libres de poder tomar decisiones y de actuar con consentimiento, es decir, que uno mismo decide las acciones que llevará a cabo.

Entonces, si cada uno es responsable de sus acciones, de obrar con consentimiento y tiene la libertad de hacerlo mi pregunta es: ¿Por qué una persona que de acuerdo a su vocación elige una profesión deja de proyectar a futuro y se permite tomar decisiones que puedan perjudicarlo? Entonces, al momento de tomar una decisión debemos ampliar la perspectiva y ver mas allá de la situación concreta, porque de esta forma impedimos que la situación nos supere y podemos lograr así tomar buenas decisiones.

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