26 abril, 2024

La Ética es la disciplina filosófica que reflexiona sobre la vida moral e intenta mejorar nuestra existencia mediante lo bueno tomando como objeto de estudio la moral, es decir, aquel sistema de normas, reglas y deberes que regulan las acciones de los hombres entre sí. Las normas morales son autónomas, es decir, son acatadas de forma libre y consciente y su incumplimiento acarrea en el sujeto un remordimiento de conciencia. Se diferencian de las normas jurídicas, estudiadas por el Derecho, ya que estas últimas se imponen a la fuerza por ser heterónomas y su incumplimiento tiene un castigo penal.

En base a estas definiciones presentaré mi opinión sobre la Ley de Contrato de Trabajo, la cual establece una diferencia entre los trabajadores en relación de dependencia del sector público con los del sector privado y me hace cuestionar sobre si la ética mejora nuestra existencia mediante lo bueno, preguntándome si ambas normas están vinculadas de alguna manera entre sí.

Tener una  la ley de contrato de trabajo es bueno, dado que su principio como norma jurídica es tomar lo más favorable para el trabajador y como norma moral es ético su cumplimiento, pero ¿es moral que la ley de contrato de trabajo diferencie a los empleados de la administración pública, provincial o municipal, con los trabajadores del sector privado? Cuando uno piensa en un país democrático, con igualdad de condiciones, con un preámbulo tan abierto como el nuestro me es difícil ignorar esta ley.

Si el Estado habla de igualdad y de equidad ante las personas que viven en un país, como no pensar en por qué se diferencia  entonces  a los trabajadores en relación de dependencia  del sector privado con los empleados del Estado. Según el título primero de disposiciones generales sobre fuentes de regulación, en el artículo 2 dice “las disposiciones de esta ley no serán aplicables a los dependientes de la administración pública nacional, provincial o municipal, excepto que por acto expreso se los incluya en la misma o en el régimen de las convenciones colectivas de trabajo«. Si decimos que las normas sirven para regular el comportamiento de los individuos y que vivan mejor entre sí, podemos decir que el tema planteado sobre las diferencias en regulación de empleados en relación de dependencia de ambos sectores tiene mucho en común.

Las éticas de la felicidad afirman que la conducta moral se determina por sus resultados, si permite alcanzar la felicidad, pudiendo entender a la misma como placer, autorrealización o justicia social ¿Pero encontramos justicia social si comparamos a ambos sectores? ¿No es como ponernos en veredas distintas? ¿Acaso estar todos debajo de la misma ley no unificaría muchos criterios y terminaría con la rivalidad? ¿cómo dar nuestra opinión a un Estado que esta tan lejos? Son varias las preguntas que me hago cuando pienso en ética y en estas normas.

Los empleados del Estado tienen beneficios como estabilidad laboral, poder dar ingreso laboral a sus familiares, arreglar acuerdos directamente con su empleador, no sufrir descuentos del impuesto a las ganancias, la obtención de prestamos del Estado, diferencias sobre sueldos (tanto altos como bajos), horarios reducidos, mas días de vacaciones o posibilidad de tomarse pequeñas cantidades de días en el año, licencias, entre otros. Se puede decir entonces que los empleados estatales encuentran diferentes factores que contribuyen a promover o lograr su autorrealización al poder tener un trabajo estable y apoyo económico. Pero además de estos beneficios también tienen algunos problemas como no cobrar los feriados no trabajados, hacer turnos dobles y no estar amparados ante el cobro de sus horas extras.

A diferencia de los empleados del Estado, los empleados del sector privado tienen el beneficio de estar regulados con esta ley la cual no otorga los mismos beneficios que tienen los estatales, pero si  pueden encontrar claramente que les corresponde y que no, e incluso pueden que tengan más cantidad de beneficios pero distintos.

Esta división hace que los individuos a la hora de trabajar lo hagan de manera distinta, por lo que me pregunto si esto ayuda al cumplimiento de las normas morales. Los trabajadores saben que sin importar su empleador tienen una obligación moral que es hacer su trabajo lo mejor posible, cumpliendo con lo pedido ante una autoridad  y saben que el no hacerlo llevaría al sujeto a incurrir en una falta a esa norma moral por lo que traería como consecuencia un remordimiento de conciencia que debería ayudar a modificar su conducta.

No debería importar en que sector uno realice su actividad, sea público o privado, en este aspecto en particular la misma norma debería regir para ambos sectores. Si un individuo trabaja para atención al cliente debe justamente atender bien a su cliente y no pensar que por tener condiciones inferiores o mayores a otros trabajadores están en derecho a tratar con indiferencia a sus clientes. En caso de no ser bien atendido en un banco estatal, una comisaria, ANSES u otro lugar público, ¿cómo lograr no sentirse mal? No podemos simplemente dejar de ir porque es parte de nuestra vida cotidiana, entonces  ¿cómo evitar que vuelva a pasar? Una persona que trabaja en una empresa privada sabe que tiene que cumplir con las normas laborales a raja tabla si quiere conservar su empleo. Sabe sobre sus derechos y obligaciones, si trabaja en el sector de atención al cliente no puede tratarlo con indiferencia y darse el lujo de que la empresa pierda ese cliente.

Cerrando mi reflexión, creo que deberíamos ser todos  iguales ante la ley, por lo que incluir a dichos trabajadores en esta norma jurídica sería una motivación para ambos sectores. El Estado debería incluir o reflexionar más sobre la moral ante sus decisiones y actos para así realmente sumar positivamente a la convivencia social mediante lo bueno.

 

 

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