24 abril, 2024

El 17 de diciembre de 1992 se firmó el tratado de libre comercio de América del norte (tlc con sus siglas en castellano y nafta en inglés) entre estados unidos de América, México y Canadá y entro en vigor el 1º de enero d 1994. El nafta tiene una consideración especial tanto en cuanto es la primera vez que se lleva a cabo un proceso de integración regional en el que participan países desarrollados (estados unidos de América y Canadá) y un país en vías de desarrollo (México).
Sin embargo, hoy el grupo de los llamados “TRES AMIGOS” estaría pasando por una fisura en las relaciones comerciales. En la víspera a las elecciones el candidato a futuro presidente de los Estados Unidos Donal Trump aseguro que reformará profundamente o romperá el tratado comercial de los tres países. Durante el discurso en Pensilvania, el empresario neoyorquino enfatizo en que “fue el peor tratado comercial de la historia” este se comprometió a lograr “mejores condiciones para los trabajadores estadounidenses” y, si eso no es posible, liquidar el trato. “México actúa de forma injusta al promover sus propios productos, retiró sus tarifas arancelarias para ser miembros del Nafta, pero impuso una tasa al valor añadido de las importaciones para seguir siendo competitivo”, criticó.
En el pasado reciente, un presidente americano tenía más limitaciones para hacer y deshacer sobre tratados comerciales, pero hace un año el Senado ratificó una ley que da autoridad para negociar por su cuenta y riesgo este tipo de tratados por una vía rápida. Así, el Congreso da su visto bueno a posteriori, votando sí o no, pero en ningún caso modificándolo.
Para entender la sacudida que Trump supone en la política de EE UU basta recordar que Obama logró esa norma, llamada del fast track o vía rápida, gracias al apoyo de la oposición republicana, más partidaria del libre comercio, y con oposición demócrata, más inclinada a las restricciones. Ahora es el candidato republicano quien clama contra los tratados.
México es el segundo mercado más importante de las exportaciones estadounidenses y el tercer socio comercial de Estados Unidos. Esta se considera la relación bilateral colindante más importante a nivel global.

“Sería un golpe muy fuerte para México, tomando en cuenta que el comercio de México con Estados Unidos en un solo día se equipara a todo el comercio de América Latina por un año”, señaló Gonzalo Abad Frías, especialista en tratados comerciales y Latinoamérica del departamento de Estudios Internacionales de la Ibero.
De darse la salida de los EE UU el mercado mexicano presentaría una contracción importante, el año pasado, México y Estados Unidos comerciaron (bienes y servicios) 582.6 mil millones de dólares, de acuerdo con datos de la Oficina de Censo de Estados Unidos.
Asimismo, se afectarían las inversiones en el país, ya que las empresas extranjeras ven a México como una oportunidad para instalarse y aprovechar el TLCAN como una puerta directa hacia Estados Unidos. Así, un exportador en el país concentra más del 80 por ciento de sus objetivos de ventas en Estados Unidos, dijo Adolfo Laborde, director de la catedra de Relaciones Internacionales del Tec de Monterrey.

Los sectores que tendrían un mayor impacto ante la salida de Estados Unidos del TLCAN serían el agropecuario y el automotriz, además de la energética, manufacturera, aeroespacial, y farmacéutica, coincidieron.
De enero a mayo de 2016, el 60.6 por ciento de la producción total automotriz de México se envió a Estados Unidos, según cifras de la AMIA.

Por otra parte, con el tratado las exportaciones agropecuarias a nivel mundial crecieron un 565.3 por ciento en 2015, respecto a 1993.
Otro de los puntos que se afectarían es el jurídico, señala Abad, ya que se tienen 22 años de pactos normativos para las empresas e industrias.

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