Muchas veces nos preguntamos: Qué es esa fuerza que nos impulsa a seguir adelante a pesar de los obstáculos, que nos impele a buscar nuevas y mejores condiciones de vida, a trazarnos metas y objetivos? La respuesta puede resumirse a una sola palabra: Motivación.
Según el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, el ser humano necesita para sobrevivir en la sociedad y desarrollarse en ella, una cierta medida de inteligencia práctica que le permita entender y discernir a fin de tomar decisiones. Sin embargo, habla también de otro tipo de inteligencia que, necesariamente, debemos aprender y desarrollar: se trata de la inteligencia emocional.
La inteligencia emocional, según Goleman, tiene que ver, entre otras cosas, con desarrollar “habilidades tales como ser capaz de motivarse y persistir frente a las decepciones” Y es aquí donde entra en juego la motivación.
Pero, ¿qué significa esta palabra exactamente? La palabra motivación proviene del latín motivus (movimiento) mas el sufijo ción (acción), es decir, consiste en ponernos en movimiento, en acción, para encarar un nuevo proyecto, buscar nuevas alternativas de progreso, y todo aquello que implique salir de nuestra zona de confort. Y por qué es tan importante? Porque cuando estamos motivados nos colocamos en una posición que nos permite dejar el miedo que nos limita y salir de lo conocido para explorar nuevos lugares y trazarnos nuevos desafíos.
Ahora bien, podemos preguntarnos: ¿qué es lo que realmente nos motiva? Según Goleman, lo que más motiva a una persona es “encontrar una actividad en la que sus talentos y habilidades estén plenamente involucrados, una tarea que mueva a la persona más allá de su zona de confort, para que la desafíe, y la haga fluir”. Y esa sensación de fluir es el motivador más potente que existe.
Donde podemos encontrar una verdadera fuente de motivación? Podemos buscarla externamente, pero estaríamos limitados al “deber”, al “tener que “, es una suerte de motivación efímera que tiene que ver con el logro de metas que conllevan algún premio o reconocimiento. En cambio, si buscamos en nuestro interior, estaremos recurriendo a la fuente más duradera y auténtica de motivación, que tiene que ver con el “deseo”, con el “quiero”, y así lograremos llegar y permanecer la mayor cantidad de tiempo posible en el estado de “fluir”.
Estar motivados nos permite, entre otras cosas, permanecer en un estado de acción y de entusiasmo, que nos impulsa a seguir creciendo, a seguir aprendiendo, y a persistir en nuestros objetivos hasta alcanzarlos.