De un tiempo a esta parte, en diferentes lugares del mundo como algunas regiones europeas o en nuestra región por ejemplo Chile, han comenzado a producir vinos en altura. Argentina ha ido recorriendo un camino en este sentido que cada día toma mayor importancia y volumen en la producción vitivinicola, constituyéndose en uno de los seis mayores productores de vino en mundo entre los cuales se encuentran éstos.
En nuestro país, la producción en altura se desarrolla en la región Norte y Cuyo, específicamente en las provincias Salta, Catamarca, La Rioja, Mendoza y San Juan, siendo Salta la provincia que ostenta el récord de altura para un viñedo productivo con una altura máxima de unos 3.100 mts. respecto del nivel del mar.
Con respecto a la influencia de la altura en los viñedos es importante destacar que cada 100 metros que ascendemos en un terreno, la temperatura media desciende aproximadamente 0.8 grados, además de aumentar la insolación, ya que cada vez encontraremos menos capa atmosférica filtrante para los rayos solares, lo que trae aparejado un engrosamiento de los hollejos para defender a la uva.
La producción de vinos en altura se caracteriza por un paisaje diferente del entorno de la habitual zona de cultivo de viña lo que hace que sus vinos sean también distintos. Las diferencias comienzan en su aspecto, ya que el color es más vivo, debido a una mayor concentración de taninos y como consecuencia una mayor acidez, le aporta longevidad a los vinos.
En la provincia de Salta encontramos varias bodegas reconocidas internacionalmente como el caso de Finca Las Nubes, Finca Don David, El Esteco, entre otras. En Fiambalá, provincia de Catamarca, se encuentra la Finca Don Diego. En la provincia de La Rioja la bodega San Huberto y en Mendoza por ejemplo, Bodega Chandon, Bodega Altavista así como también Luigi Bosca, etc.
Los vinos elaborados en estas fincas, con las características climáticas duras para la planta ofrecen uvas con una gran variedad de color, amplitud y profundidad de aromas, así como también entradas agradables de gran persistencia en la boca. Además, se convierten en vinos mucho más aptos para la crianza en barricas y mayores posibilidades de obtener vinos de guarda.