Finanzas
Ingresos Brutos es uno de los impuestos con los que más recaudan las provincias, y a la vez es el que el Gobierno nacional más presiona por reducir, en línea con los reclamos de las empresas.
El impuesto corresponde a las actividades autónomas, actos u operaciones y consiste en la aplicación de un porcentaje sobre la facturación de un negocio, independientemente de su ganancia, dice la AFIP. Cada provincia tiene sus propias alícuotas y parámetros individuales (actividad, niveles de facturación) para decidir cuándo una empresa debe pagar y cuándo no.
Es un impuesto clave para muchas provincias.
Cada provincia tiene dos formas de cobrar los Ingresos Brutos: a las empresas que operan en esa misma provincia, o sea que realizan su actividad de manera local, y a las compañías que solo venden en esa provincia, pero están radicadas en otra jurisdicción (convenio multilateral).
Además, las tasas de IIBB varían de provincia en provincia: en cada jurisdicción rige un Código Fiscal y leyes impositivas que establecen las pautas para cada año. También cada jurisdicción tiene sus reglas en cuanto a qué actividades están exentas. Lo más común es que sean algunas actividades industriales las que queden fuera del impuesto. También suele suceder que las tasas son menores en las actividades primarias y se van incrementando para la industria, el comercio y la intermediación.
Hay mucha variedad de tasas, según las provincias. Por ejemplo, una industria que factura menos de $ 24 millones anuales está exenta en Capital Federal. Si factura más, debe pagar un 1% de su facturación sin IVA por sus ventas locales. Pero si le vende a Córdoba paga (al menos hasta el 1 de enero, ya que fue anulado) un 4%. El porcentaje sobre la facturación que abona en cada jurisdicción se realiza en base a un coeficiente que también tiene en cuenta los gastos (sueldos, gastos administrativos, honorarios, etc.).
“Lo grave es que, si soy una industria y compro insumos para fabricar mi bien, cada empresa que me vende el insumo paga IIBB por esa venta y me lo carga a mí. Y yo no tengo forma de desgravarlo. Es impuesto sobre impuesto y se genera un efecto cascada”, explica el especialista José Luis Ceteri. Además, hay provincias que se benefician recibiendo un impuesto por un bien sin que se haya agregado valor en esa jurisdicción.
Hace tiempo que las empresas reclaman cambios en este impuesto. Un pedido es que sea desgravable, como el IVA. Y que solo lo pague el consumidor final.
Un problema para la implementación de cambios en este gravamen es que las provincias realizan retenciones y cobran anticipos del impuesto, muchas veces con alícuotas más altas a las finales, por lo que, si de repente el impuesto se modifica drásticamente, quedará un saldo a favor de las empresas que será difícil de cobrar.
Jesica Rojas
Fuente: infobae
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