El vino a granel marcó el descenso global al caer un 40% en litros, probablemente tras una corta cosecha que obligó a Argentina a aumentar notablemente sus importaciones de este vino, sobre todo las procedentes de Chile.
Las cosechas de 2015 y 2016 fueron las más bajas de los últimos 57 años a causa de una serie de factores, desde climáticos hasta agronómicos. Granizo, lluvias en los momentos menos propicios y hasta heladas, configuraron un cuadro difícil para varias zonas productivas de Mendoza y San Juan.
Fuentes del sector detallaron que el valor del vino a granel chileno, puesto en la puerta de una bodega en Mendoza, puede ser entre 15% y 25% más económico que el nacional, dado que la escasez generada por la caída de la producción durante las últimas dos cosechas disparó los valores de la materia prima.
La reciente importación de vinos chilenos por parte de algunas empresas vitivinícolas concentradoras y comercializadoras ha generado un gran debate en el sector productivo local y regional, como así también en las posiciones políticas de los gobiernos nacional y provincial.
Bodegas de Argentina, entidad más representativa del sector vitivinícola en materia de elaboración y comercialización de vino sostuvo: “Ante la situación adversa de dos cosechas anormalmente escasas, que redujeron el stock de vino, socios de Bodegas de Argentina, se vieron forzados desde fines de 2016 a importar vino para garantizar el suministro del mercado interno y preservar el vino argentino para el mercado externo que tanto esfuerzo costó conquistar. Dichas importaciones han cumplido con las normativas nacionales e internacionales vigentes, las cuales fueron controladas en todos los casos por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).»