La salud mental es definida por la OMS como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.
El estrés relacionado al trabajo y sus trastornos relacionados se encuentran en peligroso aumento, ya que, según advirtió la Organización Mundial de la Salud, una de cada cinco personas padece algún problema de salud mental en el ámbito laboral.
Entre los principales factores que se tomaron en cuenta para la elección de este enfoque influyeron el hecho de que durante la vida adulta pasemos gran parte de nuestro tiempo en el trabajo, sumado a que un entorno laboral adverso puede conducir a problemas físicos y psíquicos, consumo nocivo de sustancias y de alcohol, ausentismo y pérdidas de productividad.
Con el objetivo de contrarrestar la alta carga que representan en la actualidad la depresión (con más de 300 millones de afectados en el mundo) y los trastornos de ansiedad (con más de 260 millones), la OMS alentó a empresarios y directivos a poner en práctica iniciativas para promover la salud mental en el entorno laboral y prestar apoyo a los empleados que padecen trastornos mentales. El argumento más sólido es que mediante estas acciones «no solo se obtiene una mejora de la salud del personal, sino que también se produce un aumento de la productividad».
«Hay muchos factores del entorno laboral que pueden afectar la salud mental. En la mayoría de los casos, los riesgos que conllevan se deben a una interacción inadecuada entre el tipo de trabajo, el entorno organizativo y directivo, las aptitudes y competencias del personal y las facilidades que se ofrecen a éste para realizar su trabajo», advierte la OMS.
Por ejemplo, puede ocurrir que una persona tenga las aptitudes necesarias para llevar a cabo sus tareas pero no disponga de suficientes recursos o no reciba el apoyo que necesita debido a las prácticas de gestión y administración de la empresa, detalla la entidad sanitaria internacional.
Entre los riesgos que un trabajador puede encontrar para su salud mental en el ambiente laboral, la OMS enumera: políticas inadecuadas de seguridad y protección de la salud; prácticas ineficientes de gestión y comunicación; escaso poder de decisión del trabajador o ausencia de control de su área de trabajo; bajo nivel de apoyo a los empleados; horarios de trabajo rígidos; y falta de claridad en las áreas u objetivos organizativos.
«Los riesgos también pueden guardar relación con el contenido del trabajo. Por ejemplo, puede que las tareas asignadas a una persona no se adecúen a sus competencias o que la carga de trabajo sea permanentemente elevada», añade.
También incluye como un importante factor que pone en peligro la salud mental el acoso psicológico y la intimidación en el trabajo, causas frecuentes de estrés laboral y otros problemas físicos y psicológicos.
Otras consecuencias:
Ausentismo (días del trabajo perdidos).
Presentismo (productividad reducida).
Pérdida de productividad.
Reclamos de incapacitación.
Lesiones/enfermedades.
Quejas de personal.
Rotación de personal.
Consecuencias legales.
Se estima que en México, 40% de los trabajadores sufre estrés laboral, y al menos uno de cada cinco puede sufrir algún problema de salud mental, advirtieron especialistas, quienes destacaron la importancia de la salud emocional y psicológica.
En una conferencia de prensa con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, Aldo Suárez, presidente de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, destacó que este año el tema es la salud mental en el trabajo, espacio en el que, dijo, pasamos la mayor parte de nuestra vida. Por ello alertó que los padecimientos asociados con los malestares sicológicos y emocionales tienen un impacto considerable en la productividad y salud de los trabajadores.
Resaltó que las enfermedades emocionales tienen implicaciones; por ejemplo, la depresión, puede generar 25 días de trabajo perdido al año entre los trabajadores que la padecen, pues a pesar que asisten a laborar su “estado emocional no les permite funcionar adecuadamente para asumir sus responsabilidades”. En el caso de los trastornos por angustia, como los ataques de pánico, señaló que se pueden perder hasta 20 días de trabajo, mientras que por estrés post traumático se pueden perder hasta 15 días de trabajo al año.
Actualmente los trabajadores se ven sometidos a cargas de estrés que sobrepasa los niveles normales que pueden manejar un individuo en un trabajo que represente responsabilidades, lo primordial es brindar apoyo y acompañamiento a los trabajadores afectados