El diccionario define la palabra “crisis” como una situación grave y decisiva que pone en peligro el desarrollo de un asunto o un proceso. En el caso que nos compete, hablamos de la situación que amenaza la imagen y la reputación de una compañía o persona.
El caso Cromagnon es un claro ejemplo de situación de crisis mal manejada ya desde su prevención. Una de las fórmulas que puede adoptarse ante un estado de crisis es aceptar responsabilidades y errores.
Aquí aparece la primera falla de Chaban, organizador del recital del grupo de rock Callejeros. Deslindo responsabilidades, aprovechando que en el expediente el grupo de rock figuraba como coorganizadores, aduciendo que ellos estaban encargados de la seguridad interna y externa y por lo que se podría deducir posteriormente una eventual negligencia de un cacheo ineficiente y de no haber impedido el ingreso de la pirotecnia.
Otra falla en la que incurrió Chaban fue claramente en la prevención de la crisis. Aquí hubo una infravaloración de riesgos potenciales, donde se menospreciaron situaciones “menores” (si se quiere) que luego explotaron de la forma menos pensada.
Las situaciones “menores” que no tuvo en cuenta Chaban fueron: Utilización de materiales inflamables en el local (media sombra). Capacidad del local excedida (estaba habilitado para albergar hasta 1031 personas y en la causa se asegura que ingresaron 4500). Las salidas presentaban irregularidades lo que dificulto la evacuación, la salida de emergencia estaba obstaculizada por la presencia de vallas y en el momento del incendio se encontraba cerrada con un candado y ataduras de alambre (según la habilitación esa puerta no debía estar clausurada). La certificación de bomberos se encontraba vencida, por lo tanto la habilitación había caducado y el local debió haber sido clausurado (de los 15 matafuegos existentes en el lugar 10 estaban vacíos). Utilización de pirotecnia (ya teniendo antecedentes de focos de incendio el mismo año de la tragedia).
Pero lo que más inculpo a Chaban en este caso fue el pago de soborno a un oficial de la Policía Federal para que brindaran seguridad en la puerta del lugar y para que no se realizaran contravenciones debido a las irregularidades existentes en local. Entre las contravenciones existentes se incluía lo más arriba mencionado: superación de la capacidad habilitada, obstrucción de las salidas y la omisión de recaudos durante la organización y seguridad que permitió el ingreso de pirotecnia.
A mi juicio personal, ya no se estaría tratando de infravaloración de riesgos “menores”, ya que está tapando los riesgos potenciales con el pago de soborno. No hay riesgos «menores” cuando hablamos de muchos damnificados con este hecho.
Si habría que rescatar algo positivo en esta situación de crisis, es que gracias a ella aumentaron los controles en discotecas y espacios culturales, dando como resultado una clausura masiva por incumplimiento de normas de seguridad, tanto en Buenos Aires como en diversas partes del país.
Costo caro el cumplimiento de lo que tendría que haber sido controles de rutina, tanto como 194 victimas fatales.