En el siguiente artículo se puede observar como el humano, atenta constantemente al medio ambiente, principalmente se enfoca a la fauna.
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El mundo está habitado por seres vivos, humanos y no humanos, por ello, tenemos que cuidarnos mutuamente, recientemente a esta disciplina se le ha empezado a conocer como Ética Ambiental con sus inicios en el mundo anglosajón poco a poco se ha ido incluyendo en países hispanos, ya que, esta contempla la manera justa para poder vivir generaciones presentes y futuras de humanos y no humanos.
Nacimos en un mundo en el que lastimosamente ni los gobiernos, ni sus habitantes cuidamos a nuestro hábitat, dando por sentado que alguien más lo hará por nosotros después; en donde cada uno vela por sus intereses económicos, más no ambientales.
Quienes defienden a esta nueva ética toman en cuenta que ella puede responder a la necesidad de concebir a la naturaleza como algo más que un medio para los fines del ser humano. Es así como el humano tiene que tomar conciencia de que de una u otra forma si exterminamos a cualquier ser en el planeta nos afectará tarde o temprano.
En este artículo podemos darnos cuenta del daño que hacemos al no tener una educación ambiental responsable, las pruebas científicas nos advierten que la eliminación de animales de gran tamaño como los marinos, por ejemplo, situados en la parte superior de la cadena alimentaria, perturbará a toda la ecología del océano en los próximos millones de años.
Al ser de mayor tamaño suelen tener menor población, se reproducen a menor ritmo y tienen más largo tiempo de gestación por lo tanto eliminarnos es más fácil, a diferencia de los animales de menor tamaño; por ello tienen que recorrer mayor cantidad de territorio, también se toma en cuenta la gran destrucción de su hábitat o la pesca indiscriminada a su paso.
La crisis ecológica no es sólo un problema social, sino que exige un tratamiento filosófico, específicamente el moral, es decir, la filosofía ha de estar como base en las políticas ambientales tanto en sostenibilidad, informativas y comprometidas que reconozcan las dimensiones morales de las relaciones que establecemos con la naturaleza.
El derecho a la vida es comúnmente entendido como no la no inferencia frente a agentes morales, es decir, el derecho a no ser matado en contra de mi voluntad por agentes morales, como es el caso de la caza o pesca indiscriminada. Se entiende que si se corre el riesgo de perder la vida se puede dar un asesinato involuntario, más no cuando uno este determinado a hacerlo.
Los requisitos que cumple un ético ambientalista hay que creer en que algunas entidades tienen valor inherente, que es básicamente incluir a colectivos como especies, ecosistemas y comunidad biótica en general, aún si estos seres no son conscientes.
Aristóteles decía que las virtudes como las disposiciones a actuar se podían encauzar o fomentar. Las virtudes como la solidaridad, el respeto, la compasión, la justicia se deben enseñar a futuras generaciones para que con la ética de siempre podamos incluir a la naturaleza, haciendo como objetivo de esta sociedad con exigencias éticas sea la ordenación justa y la plena consciencia por parte de los individuos de sus obligaciones y actitudes de sus virtudes o disposiciones como ciudadanos.