El estrés térmico por calor es la carga de calor que los trabajadores reciben y acumulan en su cuerpo y que resulta de la interacción entre las condiciones ambientales del lugar donde trabajan, la actividad física que realizan y la ropa que llevan. Es decir, el estrés térmico por calor no es un efecto patológico que el calor puede originar en los trabajadores, sino la causa de los diversos efectos patológicos que se producen cuando se acumula excesivo calor en el cuerpo.
Al trabajar en condiciones de estrés térmico, el cuerpo del individuo se altera. Sufre una sobrecarga fisiológica, debido a que, al aumentar su temperatura, los mecanismos fisiológicos de pérdida de calor tratan de que se pierda el exceso de calor. Si pese a todo, la temperatura central del cuerpo supera los 38 o C, se podrán producir distintos daños a la salud, cuya gravedad estará en consonancia con la cantidad de calor acumulado en el cuerpo.
La intensidad del estrés térmico y la gravedad de sus efectos dependen de la intensidad de los tres factores que lo determinan y, lógicamente, será mayor cuando se sumen los tres, como puede ocurrir, sobre todo en verano, en algunos trabajos al aire libre (agricultura, construcción, etc.); también a lo largo de todo el año o gran parte del mismo en sitios cerrados o semicerrados, donde el calor y la humedad son inherentes al proceso de trabajo, como fundiciones, hornos, ladrilleras, conserveras, en los trabajos de emergencias en invernaderos, etc.
El exceso de calor corporal puede hacer que:
- Aumente la probabilidad de que se produzcan accidentes de trabajo.
- Se agraven dolencias previas (enfermedades cardiovasculares, respiratorias, renales, cutáneas, diabetes, etc.)
- Se produzcan las llamadas “enfermedades relacionadas con el calor”.
Cuando trabajan en condiciones de estrés térmico por calor, la primera consecuencia indeseable de la acumulación de calor en el cuerpo que experimentan los trabajadores es la sensación molesta de “tener calor”. Para tratar de eliminar el exceso de calor, enseguida se ponen en marcha los mecanismos de termorregulación del propio cuerpo (termorregulación fisiológica): los trabajadores empiezan a sudar (al evaporarse el sudor de la piel, ésta se enfría) y, además, aumenta el flujo de la sangre hacia la piel (vasodilatación periférica) para llevar el calor del interior del cuerpo a su superficie y que desde allí pueda ser expulsado al exterior.
Si el estrés térmico es importante o, no siéndolo tanto, continúan trabajando mucho tiempo seguido sin hacer descansos, llega un momento en que tienen tanto calor que no pueden trabajar bien. Están muy incómodos, con apatía, con la capacidad de percepción, de atención y la memoria disminuidas, etc. En este estado, la probabilidad de que ocurran accidentes de trabajo aumenta mucho. Además en los trabajadores que tengan alguna enfermedad crónica, puede producirse un agravamiento de la misma. Si continúan esas condiciones de calor y los trabajadores siguen trabajando y acumulando calor, llegará un momento en que producirán diversos daños, incluidos en las llamadas enfermedades relacionadas con el calor, cuya gravedad es proporcional a la cantidad de calor acumulado. De ellas la más grave es el golpe de calor, que en muchas ocasiones provoca la muerte. Por otra parte, aunque cese el trabajo en condiciones de estrés térmico elevado y no se produzca una acumulación excesiva de calor en el cuerpo, los trabajadores también sufrirán daños si no reponen el agua y los electrolitos (sales) perdidos al sudar.
Estrategias para enfrentar el estrés térmico
En estos días de altas temperaturas debemos tomar algunas precauciones, sobre todo durante el desarrollo de nuestra actividad laboral; ya que sumado al calor ambiente que produce o incrementa molestias y riesgos, nuestro cuerpo también genera calor y más aún realizando tareas, motivo por el cual comenzamos a padecer el llamado “estrés térmico”.
Este “estrés térmico” que puede ponernos de mal humor y con menor concentración nos expone a mayores riesgos de accidentes.
Tenemos que intentar evitar llegar a esa situación ayudando a nuestro cuerpo con las siguientes estrategias:
- Tratar de mantener un ritmo de trabajo con descansos adecuados; es mejor repartir un descanso largo en varios descansos más cortos.
- Es muy útil tener en cuenta las temperaturas en la organización de las tareas de forma que nos permita cumplir con el trabajo evitando sobresfuerzos o tratando de hacer los mayores esfuerzos en las horas de menor temperatura.
- Es muy importante tomar agua, incluso si no siente sed, tome agua cada 15 a 20 minutos. Puede saber si está tomando suficientes líquidos en el color de la orina: si esta es amarillo claro o directamente no tiene color, usted está ingiriendo suficiente líquido.
- Nuestras normas vigentes exigen que todos los establecimientos laborales deben contar con provisión y reserva de agua potable.
- Los riesgos asociados a las altas temperaturas también pueden prevenirse o minimizarse.