Finalmente el mercado del trigo fue blanqueando sus precios de referencia luego de los precios pagados en plena cosecha. Era una cuestión de lógica del mercado cuando hay más oferta que demanda los precios bajan, lo que sucedió en la cosecha y de la misma forma cuando hay más demanda que oferta los precios suben y es lo que está pasando hoy en día en el mercado del trigo.
Pasada la cosecha y la necesidad de venta de los productores, con el correr del tiempo los vendedores deciden almacenar el trigo y enfocan su estrategia comercial en la venta de soja y de maíz, en tanto que dejan de vender el trigo para más adelante, a la espera de tener una mejor en el precio.
Los productores no son los que fijan el precio del trigo, sino que es el mercado quien lo define, hoy en día la cadena comercial triguera enfrentan un mercado libre, sin restricciones a los exportadores donde la oferta y la demanda fluyen sin intervención estatal.
Apenas han pasado 5 meses de la asunción del nuevo gobierno, baja la oferta del trigo, se afirman los precios y solicitan medidas de protección para el sector molinero que se a estado preparando tecnológicamente para competir libremente. Cabe destacar que si el gobierno quiere ganar confianza y afianzarse en el mercado deberá motivar a los productores para que siembren más trigo, buscar más inversiones, más producción, más exportaciones, más actividad económica dentro del sector para el beneficio del país en su conjunto.
El nivel de precio durante la campaña 2014/15 se mantuvo estable, desconectado de todas las variaciones externas como consecuencia de las restricciones a las exportaciones que presentaba el mercado. De este modo por la abundante oferta a nivel mundial, y dado el sistema de cuota de exportaciones vigente los rangos de precios oscilaron entre los 100 y 120 dólares por toneladas.
Con la expectativa de un cambio de gobierno y la liberación del mercado el precio del cereal subió de modo anticipado hasta los US$ 145. Al asumir el nuevo gobierno se efectivizaron los cambios en las políticas económicas, aunque el mercado del trigo tardó más que el maíz en volver a la dinámica anterior a las restricciones.
Las expectativas de una mayor producción en Argentina generan preguntas sobre dónde y cómo se va a colocar la producción. Luego de 8 años de un mercado intervenido los actores necesitan reacomodarse a los nuevos términos, tanto el consumo interno como la demanda de exportación. El primero se tiene que volver a acostumbrar a competir por la mercadería, mientras que para los exportadores surge la necesidad de recuperar nuevos mercados y a su vez de recuperar la competitividad. Cuando se analiza que se entiende por la competitividad el primer punto que aparece es el costo y luego la accesibilidad a otros mercados, en donde influyen factores políticos, culturales, geográficos y cualitativos, como la calidad del cereal.
Por lo tanto la demanda de exportación de trigo depende de los negocios que se realizan en el exterior y sobre los cuales las empresas deben realizar las declaraciones juradas de ventas al exterior donde se registran diariamente las operaciones de exportación correspondiente. Si comparamos con el mercado en los últimos cinco años sobresale la nueva concentración, ya que en los últimos dos años el principal exportador no poseía más del 20% de la participación en el mercado. Además existía una gama de empresas que exportaban entre el 5 y 10% del volumen total que ahora representan menos del 2% del mercado. En la actualidad Cofco es la principal exportadora del cereal, acaparando el 32% del total del volumen declarado (que a la fecha asciende a 6 millones de toneladas). Le siguen LDC y Cargill con el 17 y 15 por ciento respectivamente.
Por otro lado la actividad de la industria se caracteriza por un consumo que oscila entre las 5 y 6 millones de toneladas anuales. En los últimos dos años se molieron 5,5 millones de toneladas en promedio mientras que entre el 2008-2012 alcanzó los 6 millones de toneladas. Se puede observar el volumen mensual molido que en el mes de julio durante los últimos dos años supero las 500 mil toneladas. Las compras de la industria muestran un ritmo relativamente estable en el transcurso del año calendario, los negocios comienzan próximos a la cosecha y luego se intensifican con el ingreso de la oferta al mercado con pocas variaciones en los volúmenes totales.