La gigante reserva de agua dulce compartida por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en la cual pone sus ojos Estados Unidos, instalara dos bases militares en zonas estratégicas e importantes de Argentina.
El Acuífero Guaraní es una de las mayores reservas de agua dulce del planeta Tierra que se extiende por debajo de la superficie de cuatro países sudamericanos: Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. En Argentina la superficie es de aproximadamente 225.424 kilómetros cuadrados, y el acuífero se encuentra por debajo de la cuenca fluvial del Rio de la Plata que está formado por un sistema que se encarga de retroalimentar el agua dulce de la Cuenca del Plata. Se explotan algunas de las perforaciones termales de agua dulce y algunas de agua salada en la provincia de Entre Ríos.
En la ciudad de Ushuaia, capital de la provincia de Tierra del Fuego, sus límites provinciales se extienden hasta la Antártida, donde se encuentra la mayor reserva de agua dulce congelada del mundo y posee grandes extensiones marítimas sobre el Atlántico.
Si bien los estudios globales sobre la problemática del agua por crecimiento de la población mundial, cambios climáticos, contaminación, etc., revela que de la totalidad del recurso el 90% es salobre, el 2% esta congelada en los polos y solo el 1% es utilizable para el consumo humano y que el agotamiento de los acuíferos subterráneos presentarían una amenaza para la seguridad de todos los países.
La polémica de dicha noticia se genera a partir de que Estados Unidos acordó con el presidente Mauricio Macri en junio de 2016, la instalación de dos bases militares, la primera en la zona de la triple frontera donde se haya ubicado el acuífero y la segunda en Tierra del Fuego, con motivos de cooperación militar para exploraciones científicas, evitar el terrorismo y el narcotráfico.
Estas bases militares siempre se instalan en zonas donde hay recursos naturales altamente estratégicos, como el agua -el recurso más importante del planeta-, tierra fértil para producción de alimentos, minerales e hidrocarburos y se sabe que en la Antártida se encuentran los mayores yacimientos de minerales. Obviamente Estados Unidos está interesado en tener el control de estos recursos no para beneficio de los países latinoamericanos, sino para su propia seguridad y apoderarse de los mismos en un futuro. Mientras tanto, ya se pusieron en marcha las “investigaciones científicas”, la privatización de los espacios comunes y sus recursos, las obras de infraestructuras y la constante presencia militar. Podríamos decir entonces que Estados Unidos tiene sed y Sudamérica agua, van por ella.
Por Velazquez, Jonathan.