23 noviembre, 2024

Básicamente el objetivo de la prevención es evitar la gestación de incendios, pero podemos ampliar esta definición como la serie de medidas que se toman para eliminar el mayor número de riesgos de fuego, el estudio de sus posibilidades y de sus causas, los medios de propagación y los factores necesarios para que estos se desarrollen. Su finalidad al igual que otras materias de la prevención es resguardar la integridad de las personas y de los bienes. La prevención tiene una técnica que se ocupa de todos los problemas vinculados con el fuego: la protección contra incendios, que la podemos dividir en cuatro grandes ramas, cada una de ellas persigue objetivos y estudian problemas que se complementan entre sí.

La lucha contra los incendios, tanto en su faceta de prevención como de protección se pueden llevar a cabo de dos formas: activa y pasiva. La protección activa incluye aquellas actuaciones que implican una acción directa en la utilización de instalaciones y medios para la protección y lucha contra los incendios. Por ejemplo: La evacuación, la utilización de extintores, sistemas fijos, etc. La protección pasiva incluye aquellos métodos que deben su eficacia a estar permanentemente presentes pero sin implicar ninguna acción directa sobre el fuego. Estos elementos pasivos no actúan directamente sobre el fuego pero pueden compartimentar su desarrollo (muro), impedir la caída del edificio (recubrimiento de estructuras metálicas) o permitir la evacuación o extinción por eliminación de humos. Este tipo de protección es quizás la faceta más importante en la lucha contra el fuego si bien es también la más olvidada por las dificultades de aplicación que conlleva y por los condicionantes que introduce en el diseño.

Protección pasiva:

La protección pasiva contra incendios comprende todos aquellos materiales, sistemas y técnicas, diseñados para prevenir la aparición de un incendio, impedir o retrasar su propagación, y facilitar por último su extinción. Al proyectar, construir, modificar o reciclar una estructura o edificio deben adoptarse un conjunto de disposiciones que tiendan a minimizar la severidad de un eventual incendio, resguardando vidas y salvaguardando bienes.

La “Protección Activa” contra incendios incluye sistemas de detección (de humo, de llama, alarmas, etc.) y sistemas automáticos y manuales de extinción. Eventualmente, los mejores sistemas de protección activa pueden volverse ineficaces como consecuencia de una falla en el suministro de energía, presión de agua o inadecuado mantenimiento.

Se hace entonces necesario establecer disposiciones para la “Protección Pasiva o estructural contra Incendios”, por las que es necesario prever los medios adecuados para:

-Dificultar el inicio de incendios

-Evitar la propagación del fuego y la difusión de los gases tóxicos y humos producidos durante la combustión.

-Preservar el comportamiento de los componentes estructurales, aún en presencia de fuego.

-Asegurar la evacuación de personas y proteger a los equipos de rescate.

Entre los requisitos que las construcciones deben satisfacer con esta finalidad, se pueden destacar:

la disposición de los medios de escape; la sectorización del edificio y la resistencia al fuego de los elementos constructivos.

Los medios de escape deben diseñarse en cuanto a cantidad, distribución y dimensiones de forma tal que permitan una evacuación rápida y segura de cualquier zona del edificio. Desde el punto de vista de su confiabilidad, deben diseñarse para que ante cualquier incendio conserven su integridad y permanezcan libres de humo, gases y calor.

La sectorización del edificio se logra mediante la construcción de muros y pisos / techos con resistencia al fuego acorde al riesgo y carga de fuego que resulta contenido en cada sector. Además, cada sector debe comunicarse con un medio de escape seguro. Con la sectorización de un edificio se tiende a circunscribir el siniestro dentro de límites físicos predeterminados, limitando la propagación del incendio y el desplazamiento de los gases y humos producto de la combustión.

 

 

Protección activa

Detección:

Mediante detectores automáticos (de humos, de llamas o de calor, según las materias contenidas en el local) o manuales (timbres que cualquiera puede pulsar si ve un conato de incendio).

Alerta y señalización:

 

Se da aviso a los ocupantes mediante timbres o megafonía y se señalan con letreros en color verde (a veces luminosos) las vías de evacuación. Hay letreros de color encarnado señalando las salidas que no sirven como recorrido de evacuación. También debe de haber un sistema de iluminación mínimo, alimentado por baterías, que permita llegar hasta la salida en caso de fallo de los sistemas de iluminación normales del edificio.

Los sistemas automáticos de Alerta se encargan también de avisar, por medios electrónicos, a los bomberos. En los demás casos debe encargarse una persona por teléfono.

Extinción:

 

Mediante agentes extintores (agua, polvo, espuma, nieve carbónica), contenidos en extintores o conducidos por tuberías que los llevan hasta unos dispositivos (que pueden funcionar manual o automáticamente.

Presurización de escaleras:

 

Por otra parte, y en la edificación de mediana a gran altura, es ampliamente utilizado el método de presurización de las cajas de escaleras a fin de mantener una presión estatica muy superior a la existente en los pasillos de los pisos. Este artificio es necesario para que los humos a alta temperatura no se desplacen hacia el interior de las escaleras, lugar destinado a la expedita evacuación de los ocupantes del edificio, además de evitar un posible efecto de tobera debido a la menor densidad propia de los humos, lo que provocaría una aceleración en la propagación del incendio y su difícil manejo. Este método de presurización se realiza mediante ventiladores indrustriales de tipo axial, de gran caudal, que generan una circulación desde la parte inferior de la edificación hasta un respiradero superior. Cabe recordar que para que este método surta efecto, las puertas cortafuego deben mantenerse cerradas siendo para ello lo más apropiado las puertas pivotantes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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