24 noviembre, 2024

La economía argentina tiene desafíos muy importantes por delante para los próximos años. Tal vez no haya plena conciencia de ello. Lograr un crecimiento sustentable basado en la inversión, incluir a la mayoría de la población en puestos de trabajo de alta productividad que impliquen mejoras contundentes de la calidad de vida y dejar atrás la restricción externa, son los problemas centrales de nuestra economía que deben superarse si se pretende alcanzar el desarrollo.

 El más urgente, aunque no el central, es retomar el crecimiento, con todas las cuestiones que ello trae aparejado. El reciente informe oficial sobre la actividad económica señala que en el tercer trimestre de 2016 la economía se contrajo un 3,8% y lleva acumulado una caída anual de 2,4%. Posiblemente, ese sea el resultado de la actividad económica para todo 2016.

 A pesar de los pronósticos iniciales más favorables, el sistema económico nacional ha tenido dificultades para crecer durante 2016. La caída del consumo interno, de la inversión y de las exportaciones (aunque en noviembre se haya mejorado la exportación) ha provocado una contracción de la actividad económica, que ha repercutido en el empleo y en el estado de las cuentas públicas. La decisión de reducir algunos impuestos y derechos, junto a la contracción de la actividad económica, produjeron un aumento del déficit fiscal y la necesidad de financiamiento externo.

 Argentina no ha podido reducir la restricción externa, es decir, la capacidad de generar divisas que necesita el sistema económico para funcionar adecuadamente: pagar deuda, cancelar importaciones de bienes y servicios, financiar las transferencias de las empresas y hacer frente a las salidas de divisas no declaradas. Hasta el momento, y en 2020 seguirá sucediendo de ese modo, el país ha apelado al endeudamiento externo para hacerse de los dólares que se necesita. Fruto de ese proceso, se ha tomado deuda nueva con el exterior en alrededor de 50 mil millones de dólares y se espera que, al menos, se requieran 30.000 millones más para 2020. Esta situación es compleja, porque va a condicionar la capacidad de crecimiento futuro del país. La experiencia del último medio siglo y de la crisis del año 2001 no deja dudas sobre su impacto. Las divisas que se requieren para su repago y los fondos del presupuesto público que insume para hacerle frente al capital e intereses tienen un efecto contractivo muy difícil de contrastar, ya que saca fondos del país que se restan del sistema económico.

 Revertir el problema de fondo, implica exportar más y generar las divisas que se necesitan genuinamente. Por detrás, pero no menos importante, es exportar productos de calidad y alto valor agregado, que generen empleos de alta productividad.

 Para exportar más y con más valor se requiere de un plan integral de comercio exterior que clarifique la estrategia a adoptar, precise los problemas actuales a resolver, enumere las acciones requeridas para solucionarlos y señale las acciones que se van a  llevar adelante para lograr los resultados deseados. Esto implica consensuar un enorme plan de trabajo con los diferentes ministerios y agencias del Estado nacional, provinciales, cámaras e instituciones sectoriales, operadores y empresas, para trazar un plan para el futuro del comercio exterior del país.

 ¿Por qué es importante la especialización del trabajo y en que favorece al Comercio Internacional?

En el contexto del mundo globalizado que la sociedad está viviendo actualmente y en donde el comercio internacional es un factor determinante que refleja en gran parte los ingresos y riqueza de un país, cabe preguntarse, ¿Cuáles son los medios que pueden aplicarse para obtener una mayor productividad y por ende una mayor generación de ingresos?   

Una de las vías en las cuales nos podemos centrar para llegar a dicho objetivo es el de la especialización del trabajo, un país debe centrarse o especializarse en la producción de un determinado bien o servicio en el que es más apto o idóneo, es decir el que le incurre menor esfuerzo producir. Esto nos lleva al concepto de ventaja absoluta, en donde un país utiliza menos recursos o insumos para la producción de un bien u otro. Al especializarse y adquirir una ventaja absoluta una país está en la capacidad de aumentar su productividad y satisfacer su demanda local y a su vez tener un excedente de producción  que puede ser destinado al comercio internacional, generando así mayor riqueza y dinamizando la economía. Si alguien tiene una habilidad debe aprovecharla ya que de esta manera va a dominar mejor el proceso productivo. Es importante recalcar que la especialización del trabajo depende mucho de la geografía climática, el colocamiento tecnológico, la disponibilidad de recursos y en la rentabilidad que esa especialización requiera.

El comercio internacional se ve muy favorecido con las diferentes ventajas absolutas que los países pueden adquirir, ya que de esta manera se aumenta el tamaño o la cantidad de producción mundial, destinándose así una mayor cantidad de diferentes bienes al intercambio o comercio entre países en donde unos y otros satisfacen sus necesidades en base al producto que no pueden producir fácilmente mediante la compra del mismo en el sector externo. 

Concluyendo, es así como la especialización aumenta la productividad, generando un  mayor consumo y riqueza, en donde se favorece al comercio  mediante una mayor y mejor distribución de excedentes satisfaciendo las necesidades de aquellas naciones que no tienen cierta capacidad de producción  generando así una mayor eficiencia en el contexto internacional.

Existe una relación muy estrecha entre la globalización y el comercio internacional, porque gracias a la globalización, se consiguen intercambiar tanto bienes como servicios entre las distintas regiones del mundo, según país del mundo tiene todos los recursos que necesita. Una economía global permite el intercambio de servicios y bienes, que son completamente necesarios entre los diversos socios comerciales.

Sin duda, una de las PRINCIPALES VENTAJAS DE COMERCIO INTERNACIONAL en un mundo global, es que permite una mayor competencia entre las distintas empresas, disminuyendo los costes necesarios para la producción tanto de bienes como de servicios. Como consecuencia de esto, el usuario obtiene precios inferiores.

La irrupción en los distintos países de cadenas como por ejemplo, las multinacionales, favorece la creación de una gran variedad de puestos de trabajo tanto directos como indirectos., Generalmente, tiene lugar un notable impacto entre las distintas empresas de los diferentes sectores. Debido a una mayor competencia entre los empresarios, tiende a aumentar la inversión y ello facilita que aumente la calidad de los productos de cara al consumidor., Es una forma eficaz de distribuir la riqueza, generar empleos cualificados y permite que una parte importante de la población, acceda a recursos que de otra manera resultaría bastante más difícil.

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