En la actualidad se está viviendo una situación que se viene gestando desde hace muchos años y que en mayor o menor medida nos compete a todos, es el hecho del derretimiento de los glaciares.
Los que registraron una tasa de retroceso de la masa más intenso en estos últimos años fueron los del sur de América (donde la pérdida es mayor a un metro de agua por año), seguidos de los glaciares del Cáucaso, Europea Central, Alaska y oeste de Canadá y Estados Unidos (con retrocesos de 0,8 metros de agua equivalente al año).
En Argentina, El Glaciar Perito Moreno es uno de los 48 glaciares más importantes que se encuentran dentro del Campo de Hielos Patagónicos del Sur.
Si bien el desprendimiento es normal debido a las temperaturas, a las fricciones internas y a su movimiento, el problema yace en que no se llega a recuperar la masa perdida, y es algo que sucede en la mayoría de los campos de hielo del planeta.
El estado de los glaciares depende del clima. En años de calor y pocas nevadas, el glaciar pierde masa. En años fríos y de abundantes precipitaciones, el glaciar masa. Una sucesión de años de balance positivo hace crecer al glaciar y la posición de su frente avanza, mientras que en una sucesión de años negativos produce un retroceso.
En total, el hielo proveniente del desprendimiento de la Patagonia ha perdido 1.000 km2 de superficie en unos 60 años y promete aumentar con los años.
Los Glaciares además de ser un espectáculo único para los turistas que lo visite, cumplen funciones como reguladores hídricos, y generan numerosos beneficios e ingresos significativos para las economías regionales y nacionales, por ello y para el bien total de la población, la solución a esto sería el compromiso social mundial, invirtiendo fondos para la investigación y preservación de este bien natural.