25 diciembre, 2024

Sucedió en San Miguel de Tucumán, en donde la médica Cecilia Ramos fue asaltada en la puerta de su casa por dos denominados motochorros, que a los pocos metros de iniciar su huida son interceptados por la policía accidentándose, siendo uno de ellos detenido inmediatamente mientras que el otro queda lesionado gravemente de la espalda.

Ante esta situación, la médica se presta no solo a asistirlo, sino que  calma a la gente que intentaba agredirlo indignados por el robo. Una vez que la ambulancia ya se retiraba, el ladrón le pide que no lo denuncie, a lo que ella responde que si lo hará. Como respuesta a esto, el ladrón la amenaza diciéndole que «conoce donde vive».

Para analizar este caso, primero nos enfocaremos en el rol de la médica, evaluándolo desde la ética deontológica. Se puede decir que actuó en base al código moral de su profesión. Según el juramento hipocrático, el médico debe comprometerse a consagrar su vida al servicio de la humanidad, la salud y vida del enfermo deben ser las primeras de sus preocupaciones, no deben entrometerse entre su deber y el enfermo la religión, partido o clase. El comportamiento de la profesional frente a lo acaecido es ética y moralmente hablando bueno y cabe destacar que su conducta al momento de tomar una decisión es totalmente libre. También podemos afirmar que en esta situación predominaron sus valores morales y religiosos, debido que al ser entrevistada por un periodista afirmo ser católica y que “no era nadie para juzgar a los demás y que Dios siempre daba otras oportunidades”.

Por último, si tenemos que identificar la actitud de la médica con un pensador filosófico, podemos definirla en un aspecto de la ética universalista de Kant, cuando describe al acto moral como desinteresado, aun rompiendo con la lógica de todo, el prioriza lo que está bien a pesar de todo, y en esto se enmarca la acción de la médica, que a pesar de haber sufrido un momento desagradable e inclusive ser amenazada posteriormente por el malhechor llegando a temer por su vida, prioriza su rol profesional y su valor ético venciendo cualquier sentimiento bajo que podría provocarle este hecho violento. 

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