22 noviembre, 2024

Hoy en día, el servicio en la industria de la hospitalidad va más allá de una sonrisa o un simple «gracias»; necesita crear una experiencia dinámica, ambiental e inolvidable para que sus clientes se mantengan a la vanguardia de la competencia en el sector hotelero.

“Recibir al huésped de forma generosa y cordial, crear un ambiente agradable y reconfortante, satisfacer las necesidades del invitado, anticiparse a los deseos del huésped, generar una atmósfera amigable y sin complicaciones.” CADA UNO TIENE UNA VISIÓN INTUITIVA DE LO QUE ES LA HOSPITALIDAD.

Actualmente, la industria del hospedaje es compleja y diversa. La industria de la Hospitalidad se ha desarrollado ampliamente en la Argentina y el mundo generando nuevos puestos de trabajo a profesionales idóneos tanto en el área de división de cuartos así como en el sector de alimentos y bebidas. La Industria Hotelera mueve millones de dólares anuales además de miles de puestos de trabajo. Sin embargo, su exigencia es cada vez mayor y se sitúa en un mercado cada vez más competitivo y saturado. Un buen servicio o un producto de calidad ya no son suficientes, es más, son lo mínimo que esperamos cuando buscamos algo. Los clientes actualmente pueden encontrar buenos productos, buenos servicios, pero quizás ninguno sea realmente memorable. La clave para que esta interacción entre empresa y cliente sea inolvidable es la atención amistosa y el calor humano que se le ofrezca.

La industria de la hospitalidad surgió en cuanto se empezaron a abrir las rutas comerciales. Ya en el año 3000 A.C algunas personas emprendedoras del reino de Mesopotamia (Asia) buscaron nuevas formas de cubrir las necesidades de cobijo, comida y bebida de los comerciantes que viajaban de una región a otra para vender grano, por lo que resulta ser una industria con orígenes antiguos.

La capacidad de generar confianza, satisfacción, emoción y memoria a largo plazo y, en definitiva, crear una experiencia para el cliente que perdure en el recuerdo, es la pieza clave para fomentar la hospitalidad en cualquier proyecto hotelero. Detrás de esta cultura que llevan a cabo la industria turística y hotelera por excelencia, existen unos valores, unas conductas y, sobre todo, unas personas. De hecho, detrás de una cultura siempre hay un estilo de liderazgo y un sistema de RR.HH. que acaba siendo el responsable de lograr la eficiencia y la eficacia de la gestión turística.

Todos los negocios relacionados con la hospitalidad están relacionados unos con otros en un planteamiento global y tienen que permanecer muy atentos a lo que sucede a su alrededor.

Hospitalidad y Viajes son interdependientes uno del  otro. Esta interdependencia se ha incrementado, haciéndose cada vez más compleja. Gracias a esto  el turismo internacional es clave en el desarrollo económico de muchos países.

La orientación estratégica de la hotelería internacional para el futuro, deberá basarse en potenciar y desarrollar las habilidades sociales y comunicativas de su capital humano orientadas a la superación de las expectativas del cliente y a la generación de experiencias singulares y personalizadas que potencien los deseados vínculos emocionales, que son los verdaderos generadores de fidelidad y lealtad del cliente hacia un establecimiento hotelero, y que permiten, en consecuencia, la construcción del deseado compromiso mutuo entre ambas partes.

En la actualidad, la industria de la hospitalidad se ha convertido en uno de los dominios comerciales más grandes del mundo. Con más personas que viajan alrededor del mundo, se espera que esta industria también crezca en el futuro. Para tener éxito en la industria hotelera, el servicio al cliente es la clave y, por lo tanto, el foco debe estar en los clientes. La industria hotelera en el futuro estaría más inclinada hacia la tecnología, pero el servicio seguiría siendo la clave del éxito dentro de la industria hotelera. Si bien todos los clientes no son lo mismo, es una cosa que los hace a todos felices, un servicio superior

En definitiva, el éxito de un proyecto hotelero desemboca en una buena gestión operativa, teniendo en cuenta la rentabilidad y retorno de la inversión.

En resumen, lo que realmente diferencia a un hotel de otro no es sólo el número de estrellas sino los pequeños detalles; a veces, el más mínimo detalle es lo que se le queda al huésped en la retina, y es lo que se lleva de recuerdo de su estancia. Esto es fidelizar al cliente, esto es alcanzar la excelencia en el servicio y llevar la ética al contexto de la hospitalidad.

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