El turismo -según la Organización Mundial del Turismo- comprende las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos a su entorno habitual por un período de tiempo consecutivo inferior a un año, con fines de ocio, negocios u otros.
La Edad Moderna, tercer período histórico entre los que se divide tradicionalmente la historia universal, está comprendida entre el siglo XV y el XVIII. Cronológicamente, alberga una etapa cuyo inicio puede fijarse en la caída de Constantinopla (1453) o en el descubrimiento de América (1492), y cuyo final puede situarse en la Revolución Francesa (1789), aunque algunos entendidos marcan su fin en la década previa, tras la independencia de los Estados Unidos (1776). En esta época se destacan los valores de la modernidad (el progreso, la comunicación, la razón) frente al período anterior, la Edad Media, que es generalmente identificado como una edad aislada e intelectualmente oscura. Es en este mismo lapso de historia, cuando surge el turismo en su mayor expresión, en el que las personas viajaban con fines culturales, comerciales, medicinales y de esparcimiento.
Debido a la muerte de 1500 peregrinos en pleno viaje, a causa de una plaga de peste bubónica en Roma, comienzan a aparecer los primeros alojamientos temporales con el nombre de “hotel” (palabra francesa que designaba los palacios urbanos).
Como las grandes personalidades viajaban acompañadas de su séquito (cada vez más numeroso) se hacía imposible hospedar a todos en el palacio, por lo que se crearon estas construcciones. Ésta es, también, la época de las grandes expediciones marítimas de españoles, británicos y portugueses que despiertan la curiosidad y el interés por viajar.
A finales del siglo XVI surge la costumbre en las familias aristócratas de Gran Bretaña de mandar a sus jóvenes hijos a llevar a cabo un “Grand Tour” al finalizar sus estudios, con el fin de complementar su formación académica y adquirir determinadas experiencias.
El “Grand Tour” era un viaje de larga duración (entre 3 y 5 años) que se hacía por distintos países europeos, motivado por la necesidad de instrucción de estos jóvenes burgueses que en el futuro se desempeñarían como funcionarios o empresarios. Del conocimiento in situ de la grandeza de Roma, París o Viena así como de los debates en los cafés, centros termales y otros puntos de encuentro, los viajeros deberían aprender cómo llevar las riendas de la industria, la política o los negocios. Para algunos autores, éste es el auténtico fenómeno fundacional del turismo moderno, ya que surge como un fenómeno revolucionario en paralelo al resto de transformaciones que se dan en la Ilustración.
También en esta época hay un resurgir de las termas, que habían decaído durante la Edad Media. No sólo se asiste a ellas por consejo médico, sino que también se pone de moda la diversión y el entretenimiento en los baños termales como por ejemplo en la ciudad de Bath (Inglaterra). También de esta época, data el descubrimiento de los baños de barro como remedio terapéutico y las playas a donde iban a nadar en sus aguas por prescripción médica.
Conclusión
No solo en esta era y en la actualidad, más conocida como Edad Contemporánea, se presenta el viajar de un punto a otro como parte de las actividades de la sociedad, siempre y cuando sea de manera pacífica, sino que ya en la Edad Antigua o Clásica y la Edad Media la gente se trasladaba a otros lugares por cuestiones religiosas, de obtención de recursos agotados, para expandir su comunidad sobre territorios despoblados, para descubrir tierras y pueblos desconocidos, etc. Al fin y al cabo, el humano siempre viajó, viaja y viajará nutriéndose de nuevas experiencias y conocimientos, progresando cada vez más en su vida social, cultural y personal.
Bibliografía
https://es.wikipedia.org/wiki/Turismo#Edad_Moderna