El cine de Brasil se inició durante el cambio de siglo XIX al XX, pero tomó un poco de tiempo antes de consolidarse como una forma popular de entretenimiento. El primer filme brasileño fue un noticiario de 1898. La industria cinematográfica de Brasil ha pasado por períodos de auge y declive.
Inicios
Un par de meses después de que se presentara el invento de los hermanos Lumière, tuvo lugar una exhibición cinematográfica en Río de Janeiro. En 1898, el italiano Alfonso Segreto supuestamente filmó la bahía de Guanabara desde el navío Brésil en su viaje de retorno a Europa, aunque algunos investigadores cuestionan la veracidad de este evento dado que no se ha preservado ninguna copia de la película. Segreto continuaría filmando documentales con su hermano, Paschoal Segreto.
Durante la «belle-epoque» del cine brasileño, cuando las películas mudas en blanco y negro eran menos costosas de producir, la mayor parte del trabajo resultó del esfuerzo de individuos apasionados que deseaban tomar el riesgo por sí mismos, más que por empresas comerciales. Tampoco el Estado brindó mucha atención al cine, al no existir prácticamente legislación para el sector.
Las salas de cine solo aumentaron en número en Río de Janeiro y São Paulo a comienzos del siglo XX, cuando la corriente eléctrica se hizo más segura. Empresas extranjeras y películas cortas que documentaban eventos locales fueron las más comunes. Algunos de los primeros trabajos de ficción filmados en Brasil fueron las denominadas «películas posadas», reconstrucciones de crímenes que habían llegado a los titulares de la prensa recientemente. El primer éxito de este género es la película Os Estranguladores (1906) de Francisco Marzullo. También fueron populares las películas «cantadas», en las cuales los actores se escondían detrás del ecran y se doblaban a sí mismo cantando durante la proyección. Durante los años 1920, la producción cinematográfica floreció en varias regiones del país: Recife, Campinas y Cataguases.
Años 1930 y 1940
La película Límite (1930) de Mario Peixoto no fue bien recibida por el público; pero, eventualmente, fue vista como una obra maestra de la era del cine mudo, junto con Ganga Bruta (1933 de Humberto Mauro)
En 1930, la empresa Cinédia fue fundada por Adhemar Gonzaga, quien se dedicó a la producción de dramas populares y comedias musicales burlescas, un género que fue peyorativamente denominado chanchada. A menudo, la chanchada incluía sátiras de películas de Hollywood.
La actriz Carmen Miranda ganó notoriedad en el extranjero. En 1946, O Ébrio de Gilda de Abreu, una película muy representativa del típico melodrama latino, se convirtió en un éxito de taquillas y atrajo a unos cuatro millones de espectadores. El presidente Getúlio Vargas fue consciente del crecimiento de la industria cinematográfica y, en 1939, promulgó un decreto que garantizaba a las películas brasileñas una cuota de exhibición en salas de cine, una ley que aún existe. Si bien el decreto de Vargas puede ser visto como una medida positiva o nacionalistas, también ha sido interpretada como una forma de control e intervención estatal.
Carmen Miranda en el musical de Hollywood, The Gangs All Here (1943).
Años 1960
Cinema Novo
El neorrealismo italiano, seguido más tarde en los años 1960 por la Nouvelle vague francesa (o Nueva Ola), estimuló un nuevo tipo de cine modernista y experimental en todo el mundo. En Brasil, esta tendencia fue llevada a cabo por su propio movimiento de nueva ola: el Cinema Novo. Glauber Rocha, un cineasta muy politizado de Bahía, se convirtió rápidamente en el director de cine más importante, a menudo considerado como el líder del movimiento. Su trabajo contiene muchos elementos alegóricos, una fuerte crítica política y una impecable puesta en escena que fue fácilmente adoptada por los intelectuales.
Rocha, a menudo, hablaba de sus películas como el punto de partida de lo que consideraba ser la visión del colonizador a quien la pobreza era una realidad exótica y distante, así como el colonizado que veía su condición tercermundista como vergonzosa. Rocha buscó retratar la miseria, hambre y violencia que generaban y, por tanto, sugerir la necesidad de una revolución. Deus e o Diabo na Terra do Sol y Terra em Transeson algunos de sus trabajos más famosos.
Otros directores claves del movimiento incluyen a Nelson Pereira dos Santos, Ruy Guerra y Carlos Diegues. La libertad para expresar sus opiniones políticas se hizo escasa desde que tuvo lugar el golpe de Estado de 1964 y se incrementó la represión política durante los años siguientes, forzando a muchos de estos artistas a huir al exilio.
Años 1970 y 1980
Las películas en este período se beneficiaron de las agencias administradas por el Estado, en particular Embrafilme; sin embargo, su rol fue ambiguo. Por una parte, se criticaba su dudoso criterio de selección, burocracia y favoritismo y fue vista como una forma de control gubernamental sobre la producción artística. Por otra parte, la mayor parte de la producción cinematográfica de este período fue posible debido a su existencia.
Se produjo una variada y memorable filmografía, incluyendo la adaptación de la vida de Nelson Rodrigues, Toda Nudez será Castigada (1973) de Arnaldo Jabor; Bye Bye Brasil (1979) de Cacá Diegues; Pixote (1980) de Héctor Babenco y Memórias do Cárcere (1984) de Nelson Pereira dos Santos. Una de las películas más exitosas en la historia del cine brasileña es una adaptación de la novela de Jorge Amado, Doña Flor y sus dos maridos (1976) realizada por Bruno Barreto. En 1975, se alcanzó un pico en la cantidad de salas de cine, al existir un total de 3.276 salas de proyección. Ese mismo año, las películas brasileñas vendieron un total de $275,4 millones en entradas.
En Brasil se llevan a cabo algunos festivales de cine, como el Festival Internacional de Cine de Rio de Janeiro en la ciudad de Río de Janeiro, también está Muestra de Cine de São Paulo en São Paulo y el Festival de Cine de Gramado en la ciudad de Gramado.