24 noviembre, 2024

 

El vino argentino está transitando una etapa de leve recuperación en los mercados internacionales. En el primer semestre, las bodegas locales realizaron exportaciones por unos 143 millones de litros, un 10% más que en igual lapso del año pasado.

En términos de facturación, el crecimiento fue bastante más tenue: las ventas externas alcanzaron los casi u$s415 millones, lo que implicó un alza del 0,6%, según datos del Observatorio Vitivinícola Argentino.

Lo interesante es que esta performance se está logrando en momentos en que muchas economías regionales se están viendo castigadas por una variable clave como el atraso cambiario.

Con un dólar cuasi fijo en los últimos meses y costos en alza, los productos argentinos se fueron encareciendo en términos de dólar, lo que terminó restándoles competitividad en las góndolas internacionales.

“Las economías regionales exportadoras de materias primas y derivados -que representan casi dos tercios del total- se encuentran ahogadas por la falta de competitividad generada por el dólar cuasi fijo, las devaluaciones de nuestros socios comerciales, el incremento interno de precios (costos), la falta de (o caro) financiamiento, la inflación y la elevada presión tributaria”, asevera un informe de la consultora Economía & Regiones.

Y el vino, según la consultora, es uno de los diez productos regionales más castigados por este combo de variables, a punto tal que su competitividad se encuentra casi 15% por debajo de los niveles de fines de 2001, mostrando un deterioro superior que el de actividades como tabaco o arroz.

En diálogo con Vinos & Bodegas, Guillermo Barzi, director de bodega Canale y flamante presidente de Wines of Argentina, destacó que “hubo variables que se constituyeron en verdaderos imponderables, como fue el caso de los costos internos, que se dispararon en los últimos años”.

La Argentina era muy competitiva en la franja de los u$s24 FOB por caja de 12 botellas, pero ya dejamos de serlo. El tipo de cambio nominal se movió apenas 11% el último año y esto perjudicó las ventas externas de vinos de segmentos de precios más bajos”, acotó Barzi.

Al ser consultado sobre las perspectivas que se abren para el vino argentino en los mercados internacionales para el resto del año, Barzi afirmó que “las exportaciones van a quedar bastante parejas respecto a los niveles del 2014”.

Top 100: las marcas más exitosas

Este leve impulso que se evidenció en las estadísticas está siendo motorizado por un puñado de bodegas, que explican el grueso de las exportaciones.

Según un relevamiento de la consultora MRT, en base a datos de Aduana, sólo 10 marcas de vino, que apenas representan el 0,5% del total, explicaron casi el 20% de los envíos realizados desde la Argentina entre enero y julio.

Al trazar una radiografía sobre las etiquetas producidas en el país y más comercializadas en el exterior (en términos de divisas), surge que Álamos continúa en el primer puesto, con un share levemente por encima del 5%. En los primeros siete meses del año, los envíos realizados bajo esta marca cayeron un 0,5% respecto al mismo período de 2014, registrando una facturación del orden de los u$s22 millones.

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