1 mayo, 2024

En la argentina únicamente se obliga a mantener las instalaciones fijas contra incendio, en la CABA, por medio de la resolución 215, disposición 677. La misma se basa en la norma Iram 3546. Dicha norma está basada en la NFPA 20. Pero nada dice de los sistemas fijos clase K, o también llamados de cocina, por lo tanto estos no están incluidos en ninguna disposición legal. Los mismos no  pueden considerarse como un extintor portátil, porque son equipos fijos, pero a su vez son aparatos sometidos a presión por lo que se está obligado a realizarse una prueba hidráulica cada 10 años (aunque los matafuegueros la hagan cada 5).

Los equipos se componen por un recipiente que contiene el líquido o agente extintor (acetato de potasio al 40%), este puede estar presurizado o tener un cilindro impulsor con algún gas a presión, en general hidrogeno o co2. Este por medio de una cañería rígida, ingresa a la campana y se ramifica en diversas toberas por las cuales sale simultáneamente el líquido. Cada tobera es específica para el riesgo que cubre (como por ejemplo los ductos, los plenos, una freidora, etc.), cada tobera tiene un flujo determinado y la cantidad de flujos determina la capacidad del recipiente.

A su vez en paralelo hay otra cañería en la que circula un cable de acero, esta tiene fusibles calibrados (pueden ir desde los 212 Fahrenheit, hasta los 500 Fahrenheit, dependiendo de la temperatura de trabajo de la cocina), estos fusibles se separan a la temperatura de rotura asignada y activan el percutor que libera el líquido simultáneamente por toda la campana. Este sistema es automático y no necesita la presencia humana para activarse, razón por lo que lo hace tan efectivo.

Los equipos también pueden activarse en forma manual a través de un pulsador de descarga manual (pdm).

A estos equipos pueden adicionárseles dámper para cortar la extracción de las campanas, válvulas de cortes de gas o señales para dar alarma.

Como cualquier sistema contra incendio necesita un mantenimiento técnico por personal idóneo, este consiste en revisar el líquido (que no se evapore), el estado de las toberas (tienden a obstruirse por la grasa), el estado de los fusibles y la comprobación del disparo. La carga de los cilindros o la presurización del equipo. Los corte de gas y el cierre de los dámper.

Cuando se desarrolla un proceso ígneo en una freidora por ejemplo, el aceite trabaja a unos 250/280°C, si le tiramos un matafuego de polvo extinguimos la llama pero no le bajamos la temperatura, por lo cual se vuelve a reiniciar el proceso. Si le tiramos un matafuegos de CO2, sofocamos la llama pero no bajamos la temperatura y de la misma manera se vuelve a reiniciar. Si le tiramos agua, cometemos un doble error, en principio el agua es más pesada que el aceite por lo tanto una parte se va al fondo del recipiente haciendo que este se rebalse, por el otro lado el agua a esa temperatura se disocia incorporando oxígeno al proceso ígneo aumentándolo.

El principio de funcionamiento combina la refrigeración ya que el mismo es un líquido, con la sofocación (ya que crea una espuma que desplaza el oxígeno) y la disociación de las grasas. Razón por la cual lo hace tan efectivo. El líquido es corrosivo por lo cual se recomienda que los cilindros contenedores sean de acero inoxidables.

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