24 noviembre, 2024

El gas natural, o metano, es un hidrocarburo y como tal, se presenta en su composición más simple. Su molécula está formada por un átomo de carbono (C), al que se encuentran unidos cuatro átomos de hidrógeno (H).

A temperatura ambiente es un gas y se halla presente en la atmósfera.

El metano tiene aplicación en la industria química como materia prima para la elaboración de múltiples productos sintéticos. En los últimos años ha sido aplicado con buenos resultados, como fuente energética alternativa en pequeña escala, generándolo a partir de residuos orgánicos agrícolas. Este biogás está compuesto aproximadamente por 55 a 70% de metano, 30 a 45% de dióxido de carbono y 1 a 3% de otros gases, y su poder calorífico oscila en las 5.500 Kcal/m3

La principal fuente de metano es su extracción de depósitos geológicos conocidos como campos de gas natural. En términos generales, estos depósitos se generan en sedimentos enterrados a mayor profundidad y más altas temperaturas que los que dan lugar al petróleo.

Otras fuentes de metano son:

  • Los procesos de descomposición de la materia orgánica en ausencia de oxígeno (anaerobiosis), se lo conoce como “gas de los pantanos”; en este aspecto, las grandes extensiones de cultivos de arroz (145 millones de hectáreas en todo el mundo) y las zonas pantanosas, emiten importantes cantidades de metano.
  • El proceso digestivo de los rumiantes (bovinos).
  • La combustión (incendios) de biomasa en bosques tropicales y sabanas.
  • La actividad microbiana en aguas servidas (cloacas).
  • (fugas).

La concentración de metano en la atmósfera, ha sufrido en el último siglo, un incremento importante y sostenido (aproximadamente 1% por año), gran parte del cual tiene su origen en actividades humanas. En 1978 su concentración era ~1520 ppb, (Partes Por Millón) y en 1990, 1710 ppb., lo que muestra un aumento de ~16% en ese lapso.

La industria agricolo-ganadera, con su necesaria expansión, genera y libera este gas originado en la descomposición de la biomasa remanente y en el aumento de las poblaciones de ganado (rumiantes). Las industrias extractivas de carbón, petróleo y gas actúan como fuentes de liberación de metano a la atmósfera.

Sus propiedades físicas y químicas y su presencia en la atmósfera, lo incluyen dentro del grupo de “gases de efecto invernadero”, ocupando el tercer lugar, detrás del dióxido de carbono y de los CFC (clorofluorocarbonos), y contribuyendo en un 15 % al calentamiento global. Se ha observado, además, que el metano deteriora la capacidad autolimpiante de la atmósfera.

 

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