25 diciembre, 2024

El fenómeno del fútbol es una actividad deportiva que cautiva masas a lo largo y ancho del planeta, es definitivamente toda una pasión, donde el amor por una camiseta o los colores de un equipo de futbol, en muchos casos, superan la racionalidad del manejo financiero que se desprende de su administración. La evidencia sobre los resultados financieros y contables de las principales ligas en Europa en los últimos años, caracterizados por los desequilibrios negativos y los altos volúmenes de endeudamiento, parecen comprobar la hipótesis anterior.
Podemos decir que es imperante profesionalizar la gestión financiera de los clubes de fútbol a partir de estrategias asociadas con una adecuada valoración de los proyectos deportivos, la distribución de recursos en épocas de crisis y la planeación financiera en términos del equilibrio financiero.
El fútbol y la economía están muy relacionados, aunque es difícil su ponderación para demostrar en que porcentaje incide en el PIB de los países, el desarrollo de su práctica deportiva, bien sea de manera directa o indirecta o desde lo macro hasta lo micro, tiene marcada influencia en actividades económicas cotidianas asociados con la producción, la demanda, el empleo y los ingresos para el gobierno, las empresas y la población. En general, los efectos económicos de los eventos deportivos, en donde se destaca el futbol como un deporte de masas, producen impactos significativos que van desde afectar la demanda agregada de un país hasta incidir en la estructura de ingresos y gastos de las organizaciones deportivas que se vinculan con este bello deporte.

Algunos datos permiten medir la importancia del futbol en la economía. Por ejemplo, en 2006, según la FIFA, el mundo del fútbol representaba la quinta mayor población del planeta, 240 millones de jugadores en los 1,5 millones de equipos afiliados por vía directa o indirecta a la FIFA. Para 2010, con un PIB cercano a los 500 mil millones de dólares, el futbol representaba la economía número 24 del mundo, algo similar al PIB de economías como Bélgica y Noruega. Esto implicaría, además, que el fútbol representó un 0,71% de la economía global en ese año. De igual forma, el PIB generado por el fútbol, superaba a economías como Argentina (puesto 25), Austria (26), Colombia (31), Chile (37), Perú (50) o Nueva Zelanda (54).
De otro lado, uno de los eventos más importantes del mundo deportivo como lo es el mundial de futbol, permite validar el valor del futbol como actividad económica. Algunas cifras para los últimos mundiales realizados en Sudáfrica (2010) y Brasil (2014), dan cuenta de los impactos que se derivan para los países organizadores, veamos al respecto algunas cifras • U$S750 mil recibió cada uno de los 32 equipos, sólo por participar Mundial de Sudáfrica en 2010: • US1.400 millones de dólares para la construcción y remodelación de diez estadios • El presupuesto total del Mundial se aproximó a los 475 millones de dólares con un superávit de 66 millones. • La FIFA entregó 420 millones de dólares como premios que se repartieron entre todos los equipos, 30 millones para el equipo ganador, el segundo lugar recibió 20 millones y los semifinalistas se repartieron 20;
Más recientemente, se celebró el mundial de Brasil 2014, donde “se estima que el impacto en la economía brasileña, derivado de la copa del mundo, fue de cerca de 63 mil millones de dólares en el período 2010-2014. 50 mil millones serían producto del aumento de la producción nacional de bienes y servicios, y solamente 2 mil millones en los gastos derivados del turismo. Esto significa para el período 2010-2014 un aumento de +2.17% del PBI total del 2010, sólo por la organización del mundial”. Este mundial generó una inversión total de 28.600 millones de reales siendo las inversiones en movilidad y estadios las de mayor envergadura y que fueron financiadas por los bancos federales

A modo de reflexión final
: La mayoría de los clubes de futbol en el mundo pierden dinero cuando sus ambiciones deportivas desbordan su realidad deportiva y financiera, no todos pueden ser campeones. Sin embargo, puede ser posible que un equipo de fútbol, manejado como una verdadera empresa, y no sólo desde la pasión, sea sostenible y rentable. Bajo esa premisa, los equipos de trabajo que gestionan esta actividad deportiva deben asumir como un reto su capacitación en temas de gestión para implementar herramientas que les permitan tomar decisiones en el marco de la creación de valor agregado para quienes invierten en esta actividad, sin dejar de lado el espectáculo y el cuidado de la imagen institucional y de cada uno de los jugadores que hacen parte de sus plantillas. La principal conclusión que se desprende de este ensayo señala la imperante necesidad de que los equipos de fútbol sean realmente gestionados empresarialmente en búsqueda de sostenibilidad, rentabilidad y generación de valor, pues la gestión actual está bastante limitada por aspectos personales que van desde la pasión y la irracionalidad, que no generan los reales mecanismos para que los clubes deportivos de las ligas de fútbol alrededor del mundo puedan ser gestionados profesional y empresarialmente.

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