El granero del mundo
El Virreinato del Río de la Plata, era sin duda el más pobre de la corona española. Los Virreinatos del Perú, México y Nueva Granada con sus minas de metales preciosos fueron los polos de poder y desarrollo. A fines del siglo XIX, con el auge de los transportes, el ferrocarril y el buque a vapor comienza la exportación de granos y carnes a Europa, y con ellos la expansión económica del Río de la Plata. El comercio exterior colocó a la Argentina entre las primeras naciones del orbe y la exportación trajo el ingreso de divisas. Buenos Aires era un centro social y cultural para el mundo. El consumo interno creció y las importaciones llegaron al 30% del PBI. Se expandieron las superficies de cultivo en la llanura pampeana, que con el apoyo del ferrocarril llevaba sus producidos al Puerto de Buenos Aires. El crecimiento de la ciudad de Buenos Aires fue acompañado del impulso de las ciudades de la cuenca del Paraná y Uruguay. El principal mercado para nuestros productos era el Reino Unido. Que compraba casi toda la carne exportada e importantes cantidades de granos. A partir de la Primera Guerra Mundial la economía deja de crecer y la crisis del ’29 colapsó la economía mundial. El trigo bajó un 45%, el maíz 44%, el lino 49%, detrás de ellos se precipitó la carne vacuna.
La falta de divisas impactó sobre la capacidad de compra al exterior, iniciándose el proceso de regulación de importaciones y el control de cambios con la creación del Banco Central.
1989-2001
En esta época nuestro país adopto una política de sustitución de importaciones, que se basó en fomentar la industria local a través de mecanismos como el incentivo fiscal o la protección comercial. Esto no tuvo éxito y demostró a la larga que se conseguían estructuras económicas frágiles que no eran capaces de sostenerse a sí mismas. Y caímos en un endeudamiento externo e hiperinflación. En nuestro país sobrevino el estrepitoso fracaso del Plan Austral, en la década del ’80.
Quien gobernaba en estos años era Carlos Saúl Menem (1989-1999) quien se basó en la apertura de la economía, desregulación financiera, privatización de casi todas las empresas públicas ; reducción del número de empleados públicos, una rígida disciplina fiscal y monetaria; privatización parcial del sistema de seguridad social, política de congelamiento salarial y flexibilización de la legislación laboral, entre otras. Esta reforma estructural no significó otra cosa que la puesta en práctica de los postulados del Consenso de Washington. Este modelo económico produjo concentración económica en los sectores financiero, de servicios y agroexportador, actividad que experimenta un espectacular crecimiento económico en estos años y a las empresas transnacionales instaladas en el país, principalmente aquellas pertenecientes al sector petrolero y de los servicios, sectores todos que conformaron la base de apoyo del menemismo. En las calles seguía habiendo un gran nivel de desempleo y pobreza, que ni gracias a la ayuda de los planes sociales pudo desaparecer.
La pobreza medida en el aglomerado Gran Buenos Aires osciló entre el 33.7 % en 1990, el 16.1 % en 1994 y el 26.7 % en 1999
Y en 2001 alcanzó al 57.5 % de la población, la indigencia al 27.5 % y la desocupación al 21.5 %
LA EXPORTACION ARGENTINA ENTRE 2001-2007
El sector agropecuario se destacó por un marcado y sostenido crecimiento, ocupando un rol protagónico en la recuperación del país en los últimos años, con cambios fundamentales en su organización derivados principalmente de la innovación tecnológica y la profesionalización de la administración. El agro se vio beneficiado por el alza en los precios internacionales en las materias primas, ello se produjo con perspectivas sostenidas en el tiempo, consecuencia del crecimiento de la demanda internacional de China e India, y los cambios en el escenario internacional. Gracias a ello y a la adquisición de bienes de capital de tecnología de punta pudo responder con eficacia y rapidez a la creciente demanda. En el período correspondiente al año 2005 el total de las exportaciones de cereales, oleaginosos y sus derivados experimentaron un incremento de 31.3 % respecto a igual período del año 2004, reflejando un volumen total de 35.6 millones de toneladas durante el 2005 y 27.15 millones para el año anterior.
En los últimos quince años Argentina cuadriplico su nivel de exportación, desde el año 2002 continuaron creciendo ininterrumpidamente para ubicarse en el 2007 cerca de los US$ 50.000. La participación de las exportaciones argentinas en el total de las exportaciones mundiales ha estado en torno al 0,45% a lo largo de los últimos doce. Según el censo nacional agropecuario de 2002 (últimos datos oficiales a disposición) la argentina se ubica entre los diez primeros países con mayor stock equino con 1,5 millón de cabezas. Gracias a La pampa húmeda que tenemos en nuestro territorio, el lugar ideal para la cría extensiva de caballos debido a la calidad de las pasturas y el clima templado, también tuvimos más exportaciones de caballos, enviándose al exterior 5.165 equinos en pie, ingresando en el año 2006 U$S 14,5 millones de dólares, según datos de la Dirección General de Aduanas. Por otra parte la Argentina es líder en exportación de carne equina en el 2004 vendió 33.000 mil toneladas por un valor superior a los U$S 50 millones. El sector demanda 70.000 puestos de trabajo ya que no hay tecnología que reemplace al hombre en la cría y entrenamiento de caballos. Desde el punto de vista económico nuestro país es más competitivo en la cría y entrenamiento de caballos, respecto de países líderes cono EE.UU.
Sin duda la evolución del comercio mundial ha sido un factor esencial de empuje para las exportaciones. Los productos argentinos exportables han tenido un avance muy positivo en el comercio mundial: más demanda y mejores precios. De todas maneras, los productos exportables argentinos se encuentran concentrados en un 85% en bienes primarios, combustibles y manufacturas de bajo contenido tecnológico intensivas en recursos naturales o escala.