2 mayo, 2024

El arte de organizar eventos, no es un trabajo fácil, pero es realmente satisfactorio ya que el organizador utiliza los eventos como un lienzo donde buscará sorprender a los presentes con una creación única e irrepetible en cada uno de ellos.

Si nos basamos en la definición de la real academia española, se define un evento, como un acontecimiento, un hecho imprevisto, ahora bien, si le preguntáramos a alguien que se dedica a organizarlos tendría una postura diferente; para el organizador, un evento, es un suceso importante, que podría ser de índole social, deportiva, empresarial, académica o artística, donde lo que predominará, a diferencia de la definición de la RAE, es la minuciosa planificación previa al acontecimiento, que hará de éste, un evento para el recuerdo.

¿Qué es lo que hace a la eventualidad de un evento entonces, si recién lo definíamos con algo programado?

Cuando hablamos de eventualidades, no hablamos de la falta de previsión o programación de lo que se espera que suceda en el evento, sino de todas aquellas cosas que no se podrían pronosticar, aquellas que exceden al organizador, pero para las cuales siempre debe estar alerta y preparado, como la posibilidad de lluvias en un evento programado al aire libre, o la imprevista falta de algún proveedor indispensable por razones que exceden al organizador.

También hablamos de eventualidad cuando los participantes de un evento, comienzan a desarrollar su actividad predispuesta: el organizador sabe que en una conferencia habrá disertantes exponiendo sus posturas, pero no sabrá por adelantado qué es exactamente lo que dirán, sabe que, en un casamiento en particular, contrató un show de bailarines, pero no sabe cuáles serán los movimientos en sus coreografías,  sabrá que organizó una varieté teatral pero no puede prever cual será la empatía entre el público y el actor, puede saber que va a cocinar el catering contratado para una fiesta de 15 pero no puede garantizar que sea del gusto de todos los invitados. Estos son solo algunos ejemplos de lo que podría acontecer en un evento y se considerarían “eventuales”.

Estos eventuales o imprevistos, son la razón de que la organización de un evento, sea una labor tan maravillosa, la razón de que sea único, irrepetible, si estos eventuales no existieran, sabríamos exactamente todo lo que sucedería y los eventos perderían su magia característica, la posibilidad de sorprendernos al no saber qué es lo siguiente.

En resumen, son los organizadores los encargados de crear el escenario perfecto, para darle lugar a los actores, protagonistas y artífices, ¡para que le den vida!

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