Se conoce como grupos de referencia a aquellos Grupos Sociales con los cuales uno o más individuos se sienten identificados y en relación a los cuales inspira a adecuar su identidad y comportamiento. Una persona toma como grupo de referencia sus normas, actitudes, valores y los objetivos sociales que se desprenden de ellos. Un niño en edad escolar naturalmente toma o puede tomar como grupo de referencia a su clase o porción de ella, ya que se siente a gusto con sus compañeros, comparten opiniones, modos de estudios, vivencias, tiempo de ocio, etc. Niños de una división pueden tomar grupos de referencia a otra división o subgrupos dentro de ella, siempre y cuando algunos o todos los miembros del primer grupo aspiren a pertenecer al segundo, cuando los miembros del primer grupo se esfuerzan por “ser como “los miembros del grupo de referencia y cuando los miembros del primer grupo aprecian a su propio grupo o a sí mismos (sus propios compañeros) y utilizan al grupo de referencia o a sus miembros como punto de comparación. No obstante dentro de estos grupos, sobre todo en edad escolar comúnmente surgen disparidades donde el actor social, en este caso el niño, está situado en los limites o fuera de un área, estrato o grupo social, claro ejemplo se ve en alumnos nuevos en la cursada o aquellos que reingresan a destiempo del resto; aquí el niño intenta o toma como grupo de referencia positivo al cual no pertenece, por diversas cuestiones ajenas o propias y comienza a integrarse, pero al copiar , imitar sus normas, ideas, valores, en fin al pretender integrarse, son factibles diversos conflictos y tensiones entre sus compañeros actuales y los anteriores, al comportarse de manera distinta a las normas que imperan al grupo propio de origen; esta situación provoca rechazo en los restantes miembros, de ambas partes. Si por diferentes razones no logra pertenecer al grupo de referencia y comienza a ser rechazado o excluido de su grupo de pertenencia, surge una Doble Marginalidad, ya que el niño esta y los están colocando fuera de ambos grupos. Este es un hecho de recurrencia muy común en edad escolar y están en juego no solo factores psicológicos sino también factores Socioeconómicos, y Culturales. Mi opinión personal propone como alternativa a esta situación común en las aulas un trabajo en conjunto del gabinete de psicopedagogos con los maestros a cargo del niño y la propia familia del mismo en pos de fomentar la integración, comunicación y por sobre todo el autoestima del pequeño mientras dure el proceso de trabajo, ya que la niñez y su paso por la escolaridad están ligadas estrechamente junto al ámbito familiar y son la cuna del autoestima del adulto en crecimiento.