26 julio, 2024

Algunos relacionistas públicos pueden utilizar recursos considerados poco éticos en la rama, como medio para desprestigiar a la competencia. En base a ello nació la necesidad de catalogarlas como “Relaciones Públicas Negativas”

Las relaciones públicas deben enfocarse en mantener y/o fortalecer la imagen positiva de la organización y/o persona a la que se representa, entre otras funciones. Sin embargo, actualmente algunas entidades o profesionales optan por utilizar estrategias deshonestas, con el objetivo de afectar a la competencia, haciendo uso de tácticas poco éticas para cualquier profesional serio.

Las relaciones públicas negativas se basan mayormente en rumores y especulaciones, en ocasiones se fundamentan con testimonios, documentos y evidencias, convirtiendo las palabras en hechos, cumpliendo así su objetivo. Esta campaña de desprestigio no solo se ejecuta en palabras, lo ideal es dar sustento a los argumentos, informando y haciéndolo de dominio público, para así deteriorar la imagen y reputación de la competencia. Es cuando se hace uso de los medios de comunicación, como un medio para la manipulación. Pero para ello es necesario entender y comprender a la sociedad. Este puede incluso tener resultados variados según la forma en que se realice, es decir, puede funcionar o no.

Un claro ejemplo de este tipo de relaciones públicas, es el caso producido por Facebook en el año 2011, quien reconoció haber contratado a un Relacionista Público para generar comentarios negativos sobre Google y sus políticas de privacidad, que afectaban a sus usuarios, haciendo uso de blog de opiniones, foros y periodistas para desprestigiarla.

No solo se cierne en el torno corporativo, también ocurren en el ámbito político, con el objetivo de dominar masas, o inclusive toda una sociedad. Como por ejemplo el caso de Hernán Cortés en México, influyendo en el pueblo Talaxcalteca, acrecentando una mala imagen de los aztecas, motivando al resto a revelarse contra el pueblo Moztezuma.

Si bien la directiva puede provenir del mismo cliente que el profesional representa, la decisión de llevarlo a cabo ya es algo personal del Relacionista Público y de los propósitos que se desea cumplir. Pero hay que tener en cuenta que la imagen con sus futuros clientes se deteriora, ya que pueden percibir que se le da más importancia a la competencia que a ellos mismos.

Desde un punto de vista profesional no se considera ético este tipo de recurso, y sus resultados pueden ser contraproducentes si salen a la luz, perjudicando la imagen de la propia empresa o persona que se está representando. Se podría decir, que a veces funciona y a veces no.

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