En el mundo actual es muy raro e infrecuente que encontremos países que vivan aislados del resto del mundo. Esto ya no es posible. Por más que a alguien se le ocurra bajarse de este mundo, lo más seguro es que tenga la opción que la de aislarse en forma personal ya que no suele encontrarse países o estados que comulguen con la idea de cerrar sus fronteras al intercambio ya sea de mercancías, capitales, innovación o servicios.
Nuestro país, ya sea por falta de ejercicio democrático o por la inmadurez de sus autoridades, fluctúa desde hace muchos años en esta etapa de rebeldía donde se suscriben posiciones con tanto ímpetu y defensa de sus atributos para pasar al corto tiempo a situaciones de desilusión y desencanto que producen a su vez que se las abandone.
Esto se llama travestismo del comercio exterior como prolongación de una falencia de la Argentina que abarca casi todos los órdenes. Finalmente, surgen del aprovechamiento de los recursos comunes y de la administración en grupo, la interdependencia que es cuando se interactúa con distintos países a partir de una visión común y un compromiso asumido.
En el mundo actual, es posible medir esta especie de madurez que tienen los países en función de la relación y la interacción de esos países con el resto del mundo.
Podríamos llamarlo Factor Interdependencia, el cual podríamos medirlo tomando todos los movimientos que tiene un país con el resto del mundo y compararlo con los movimientos internos. Todos los movimientos con el exterior representan el total del comercio exterior con el mundo. Sin importar si se trata de importaciones o exportaciones.
Por otro lado, los movimientos internos los podríamos asimilar al total de transacciones que se producen y la medida más parecida sería tomar el PBI, o producto bruto interno.
El Producto Bruto Interno es el valor de todos los bienes y servicios finales producidos por un país en un determinado período. Comprende el valor de los bienes producidos, como viviendas, comercio, servicios, Gobierno, transporte. Para que la comparación entre los países tenga coherencia, podemos hacer la relación entre el comercio exterior y el PBI.
De esta manera logramos medir la relación que este existe entre ese país y el resto del mundo.
En función del resultado obtendremos un parámetro comparable entre todos los países que podíamos asimilar al grado de apertura que tiene una economía hacia el exterior, sin importar si se trata de una nación abierta a las importaciones y con pocas regulaciones o una que netamente exportadora por cuanto mediremos el total del comercio exterior sin distinguir el peso de las importaciones y exportaciones.
El Factor de Interdependencia nos indica una medida de la relación entre el comercio y el valor de la producción de un país. O también podemos decir que es un indicador de riesgo que tiene un país si viera cerrarse sus fronteras.
Si esto sucede, sería capaz de equilibrar más fácilmente los excedentes de exportación al mercado interno y lanzar un programa de sustitución de importaciones que le permitiese fabricar aquello que en la actualidad debe importar.
Actualmente el mundo vive globalizado y hay varias razones que explican este fenómeno. En primer lugar se encuentran los cambios tecnológicos que se han producido pero conviene comenzar con el más básico de todos y que tienen relación con el comercio exterior.
Uno de los fundamentos de la interrelación de los países y la consecuente ola globalizadora tiene sustento en el aumento de las transacciones comerciales entre los distintos países producto de la mejora en el transporte.
O sea que uno de los primeros pasos para la globalización la constituye el desarrollo de tecnologías aplicadas a mejorar las condiciones de transporte de los productos, con lo cual se pudo llegar a mercados más alejados, con más productos.
Además se deben incluir el primer término, las mejoras debidas a la velocidad de entrega, propias del desarrollo del transporte aéreo y de la aparición de sistemas de transporte utilizados como el contenedor, que aportaron herramientas que permitieron bajar los costos propios de los tiempos.
Esto hizo posible que gran parte de los habitantes puedan desplazarse a otro mercados, sumado a esto el desarrollo de las tecnologías de frío que permitieron llegar a mercados inaccesibles manteniendo la calidad y condiciones del producto.
Cabe destacar el enorme incremento en la productividad que han tenido las acciones. La productividad es el cociente entre los resultados obtenidos y los recursos empleados.
A diario vemos presiones a nivel mundial para obtener mejores resultados utilizando cada vez menos recursos.
Hay una especie de premisa mundial que basa la supervivencia de los países en su productividad. Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo, lo que no podemos negar es que el mundo se mueve en esa dirección y que no existe voluntad política para frenar ese movimiento.
Esta productividad nos ha llevado a aceptar que es la única forma de mantener el empleo a la enorme masa de nuevas personas (futuros consumidores) que se han incorporado al mundo (mercado).
Para complementar lo dicho acerca de la incidencia de la productividad en la globalización se puede decir además que este salto asociado a las mejoras tecnologías comprende al concepto de innovación.
Este factor ha tenido un fuerte impacto y ha generado en el consumidor una gran demanda de productos nuevos que es difícil de contener por los distintos gobiernos en su afán proteccionista.
En resumen, la globalización es un fenómeno con el que los consumidores tendremos que convivir por largos años que ha sido causado o favorecido por los adelantos tecnológicos, la baja en los costos, la comunicación, la innovación y la aparición de financiamiento sobrante y empresas transnacionales.