23 noviembre, 2024

La exposición al ruido en el trabajo puede ser perjudicial para la salud de los trabajadores. Lo definimos como un sonido extraño que tiende a interferir o molestar la escucha de los sonidos deseados. El efecto más conocido del ruido en el trabajo es la pérdida de audición. Sin embargo, también puede aumentar el estrés y multiplicar el riesgo de sufrir un accidente. En esta hoja informativa se describen los efectos del ruido en el lugar de trabajo.

Pérdida de audición provocada por el ruido:

La pérdida auditiva como consecuencia del ruido es la enfermedad profesional más común en el ámbito laboral, y representa aproximadamente una tercera parte de las enfermedades de origen laboral, por delante de los problemas de la piel y del sistema respiratorio. Por lo general, la pérdida auditiva como consecuencia del trabajo es provocada por una exposición prolongada a ruidos intensos. Su primer síntoma suele ser la incapacidad para escuchar los sonidos de tono alto. A menos que se resuelva el problema que plantea el exceso de ruido, la capacidad auditiva de la persona continuará deteriorándose, hasta llegar a tener problemas para detectar los sonidos de tono más bajo. Normalmente, este fenómeno se produce en ambos oídos. La pérdida de audición provocada por el ruido es irreversible. La pérdida de audición se puede producir sin una exposición prolongada

Acúfenos:

Los acúfenos son sensaciones de timbre, zumbido o explosión que se sienten en los oídos. Una exposición excesiva al ruido aumenta el riesgo de sufrir acúfenos. Los acúfenos pueden ser el primer indicio de que el ruido está dañando el oído es muy importante prestar atención a los primero llamados de atención.

El ruido y las trabajadoras embarazadas:

La exposición de las trabajadoras embarazadas a elevados niveles de ruido en el trabajo puede afectar al feto. Una exposición prolongada al ruido puede provocar un aumento de la presión sanguínea y del cansancio. Se recomienda que en el caso de contar con una mujer embarazada en un puesto donde este expuesta a niveles elevados de ruido sea cambiada a otro sector donde ese riesgo físico este minimizado.

Aumento del riesgo de accidentes.

La Directiva sobre el ruido reconoce este vínculo entre el ruido y los accidentes, y exige que sea tomado en consideración por separado en la evaluación de riesgos provocados por el ruido. El ruido puede provocar accidentes de las siguientes formas: dificultando a los trabajadores escuchar y comprender correctamente las voces y las señales,  ocultando el sonido de un peligro que se aproxima o de las señales de advertencia (por ejemplo, las señales de marcha atrás de los vehículos),  distrayendo a trabajadores como, por ejemplo, los conductores,  contribuyendo al estrés laboral que aumenta la carga cognitiva e incrementa la probabilidad de cometer errores.

Alteración de la comunicación oral.

En el trabajo es indispensable una comunicación eficaz, ya sea en una fábrica, una obra de construcción, un centro de llamadas o una escuela. Una buena comunicación oral requiere un nivel de voz a la altura del oído de la persona que escucha de al menos 10 dBA superior al nivel del ruido ambiente.

El estrés.

El entorno físico de trabajo puede ser una fuente de estrés para los trabajadores. El ruido en el lugar de trabajo, incluso si no alcanza un nivel que exija medidas para evitar la pérdida de audición, puede ser un factor de estrés (por ejemplo, un teléfono que suena con frecuencia o el zumbido constante de un equipo de aire acondicionado), aunque sus efectos se deben generalmente a la combinación con otros factores.

La exposición prolongada al ruido, ya sea en la vida cotidiana o en el puesto de trabajo, puede causar problemas médicos, como hipertensión y enfermedades cardíacas. El ruido puede afectar adversamente a la lectura, la atención, la resolución de problemas y la memoria. El ruido con niveles por encima de 80 dB puede aumentar el comportamiento agresivo. Muchos trabajadores muestran una actitud de indiferencia y apatía a su entorno como efecto del ruido al que se ven expuestos.

¿Cómo se controla el nivel de ruido para asegurar el bienestar de los trabajadores?

En el Decreto Nº 351/79 que reglamenta a la ley 19587 de Higiene y Seguridad en el Trabajo, se introduce el concepto de Nivel Sonoro Continuo Equivalente (NSCE) como el nivel sonoro de un ruido constante a lo largo de la jornada laboral con igual energía total que el ruido real y variable al que está sometido el trabajador. Esto está relacionado con la teoría de que bajo ciertas condiciones, el daño auditivo está en proporción con la energía sonora total recibida acumulativamente. Según el decreto Nº 351/79, el máximo NSCE admisible es de 85 dBA para una jornada laboral de 8 horas. Esto implica que se toleran 85 dBA continuos durante 8 horas, o bien 88 dBA durante 4 horas, o bien 91 dBA durante 2 horas, etc., vale decir que se admite un aumento del nivel sonoro de 3 dBA por cada reducción a la mitad del tiempo de exposición. Reconociendo este hecho, este decreto impone un límite de precaución de 85 dBA. Por encima de este nivel sonoro, deben realizarse exámenes audiométricos periódicos a todos los expuestos, y en caso de notarse un aumento del umbral, el trabajador deberá obligatoriamente utilizar protectores auditivos. De persistir la tendencia a aumentar el umbral, debe ser transferido a otras tareas menos ruidosas.

Este tema resulta tan importante y a la vez tan olvidado  que es de suma importancia la concientización tanto de trabajadores como de empleadores para controlar los niveles aplicando la legislación vigente. Y actuando sin dudar ante la aparición de riesgos, primero sobre la fuente de ruido realizando el mantenimiento y las mejoras de ingeniería que se requieran. Luego sobre el medio de propagación aislando o insonorizando los ambientes. Y por último se debe trabajar sobre la persona ya sea rotando el personal, reduciendo la exposición, aislándolo en una cabina o proporcionándole los elementos de protección personal adecuados.

 

 

 

 

 

 

 

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