28 diciembre, 2024

LA IMAGEN

En el ámbito de las Relaciones Públicas dentro del mundo empresarial u organizacional es frecuente hablar de imagen personal / pública. Un concepto que se emplea para hacer referencia al conjunto de rasgos, fundamentalmente morales y conductuales que una persona física o jurídica tiene ante lo que es la sociedad.

La imagen personal de cada uno constituye información y comunicación para los públicos. Emitimos todo tipo de mensajes, desde los más sencillos hasta los más elaborados que impactan de cierta forma o manera en quien los recibe. Algunos de esos “mensajes” constituyen ciertos componentes visuales sencillos de descifrar cómo el color de cabello, estatura, edad, forma de vestir, etc. Pero junto a esas señales primarias de identidad se transmiten por medio del comportamiento la personalidad del individuo. Esto quiere decir que antes de hablar, una persona ya ha dicho mucho sobre si misma a través de su apariencia.

En este punto, el que recibe el mensaje, si está capacitado, descifra los códigos y va construyendo la primer imagen de esa persona y viceversa. 

Todo este lenguaje no-verbal está íntimamente relacionado con las características de la personalidad de cada uno, su historia y la influencia del medio al que pertenece.

Otros puntos que también transmiten cierta información personal son la apariencia, postura, manera de caminar, tono de voz, etc.

El resultado de esa comunicación generada y emitida por una persona que puede estar representando a una institución, aporta en gran medida a la formación de una imagen institucional, definida como un conjunto de asociaciones y percepciones, vinculadas a estímulos físicos y conceptuales que se forman en la mente del receptor.

La vestimenta y modales de recepcionistas, la ambientación del lugar físico de la empresa, el diseño de la página web, la papelería de uso externo, las reuniones que organiza, son importantes entes generadores de imagen.

Todo el tiempo estamos transmitiendo imagen. Por ejemplo si somos secretarios en una empresa y estamos recibiendo visitas varias, en todo momento debemos transmitir profesionalismo, eficiencia, cordialidad, cultura, seriedad, sencillez, entre otras, y es importante que eso no resulte una simple apariencia sino que lo sea realmente en la propia personalidad. Una imagen personal pulcra y elegante es y será su mejor carta de presentación y dirá más que mil palabras.

No hay que confundir la elegancia con la limpieza y la dignidad en el vestir. No podemos exigir que todo el mundo tenga un porte elegante ni que disponga del suficiente dinero para invertir en ropa costosa y variada.

La primer imagen es nuestra tarjeta de presentación. Aunque las personas tengamos otros muchos valores la primera impresión es fundamental. La forma de vestir junto con nuestros modales y nuestro comportamiento, es el reflejo que damos de la empresa o institución a la que representamos. Según reza un dicho popular, te reciben según te presentas, te despiden según te comportas. Por eso, hay que causar una buena impresión, pero eso por si solo, no vale.

Los puntos más importantes a tener en cuenta para tener una buena imagen personal son:

  • La propia conducta: prestar atención en cómo nos desenvolvemos e interactuamos con los demás. Dentro de este aspecto, está la comunicación no verbal, por ejemplo, la forma en que miramos o los gestos que hacemos.
  • La proxemia: tiene que ver con cómo manejamos el espacio en el que estamos. Este temas es muy importante en las entrevistas laborales, por ejemplo, si nos indican que entremos a una sala de reuniones para esperar al entrevistador, el lugar donde nos ubiquemos dará un mensaje acerca de cómo percibimos nuestro rol y el suyo en esa situación.
  • La vestimenta: En un contexto laboral, la vestimenta debe ser cuidadosamente seleccionada para no dar una imagen errónea. Lo que se busca en estos casos es la sobriedad, que acompañará a nuestro comportamiento y a las palabras que utilicemos. Para las mujeres es importante no excederse con prendas que puedan ser demasiado sugerentes, escote, etc. Los hombres, por su parte, deben hacer que sus prendas sean coherentes con la imagen que quieren que el otro tenga de ellos, prestando atención a lo largo de las prendas, colores, y combinaciones.
  • Accesorios: menos, es más. Ya que queremos estar arreglados pero sin distraer la atención de nuestras capacidades para el puesto de trabajo en cuestión. El calzado juega un rol importante. Para hombres y mujeres, se usan zapatos cerrados y más bien clásicos. La mujer debe usar calzado cerrado que no muestre el talón ni los dedos ni demasiada piel. El hombre debe usar calzado cerrado, si es posible acordonado, que es más formal y ambos deben procurar que siempre estén en impecables condiciones.
  • Cabello: otro elemento clave. Puede contribuir a nuestra imagen o distorsionarla. También es importante cuidarse las manos y uñas.
  • Maquillaje: apelar a la sobriedad no significa dejar de usar maquillaje sino utilizar tonos que resulten más sentadores y pertinentes.
  • Buen ánimo: una sonrisa, es la mejor forma de proyectar una imagen más positiva a los demás.
  • Evitar hablar mal de los demás o criticar: puede parecer divertido, pero a quien no te conoce, le puede resultar desagradable.
  • Alimentación saludable y  natural : para contribuir al cuidado de nuestro organismo y ayudar a la luminosidad de la piel.

También debemos tener en cuenta ciertos aspectos de suma importancia, algunos de ellos mencionados anteriormente, cómo la cortesía, amabilidad, hospitalidad, buen gusto, calidez, etc.

La buena imagen hay que tenerla en cuenta y mantenerla siempre, ocupemos el rol que ocupemos, ya que buscaremos siempre “quedar bien” con las otras personas, por más que en ocasiones nos toque dirigir o recibir o al revés y más aún cuando nos reciben y no conocemos al resto de las personas y así dejar una muy buena impresión o imagen de lo que representamos.

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