26 noviembre, 2024

Aun cuando la inflación se desaceleró en mayo (1,3%), el consumo todavía no logró recuperarse. Las ventas en los autoservicios, supermercados y almacenes mostraron una caída promedio del 3,4%.

El dato refleja una cierta desaceleración respecto de abril y también si se lo compara con el acumulado del año. Pero por otro lado, la base de comparación es muy baja, porque en mayo del año pasado, el desplome había sido mayor.

De todas maneras, “todavía no hay ninguna señal en el consumo de que algo haya cambiado”, dice Federico Filipponi, director comercial de Kantar Worldpanel.

Aún sin tener cerrado el dato de mayo, el analista advierte que, el mes pasado, la caída no fue tan pronunciada y la merma fue menor a la de abril. Según datos de la consultora abril cerró con una baja del 7%, y en mayo la baja podrían rondar el 4%.

Mayorista muy cerca de alcanzar al Hipermercado

Teniendo en cuenta, el período acumulado, las ventas de alimentos cayeron 5,4%, frente a una suba de precios interanual de 29,5%. En tanto las bebidas, cayeron 3,3% en volumen con precio un 33,5% más alto. Y los productos de cuidado personal y limpieza cayeron 4,2% y 3,5% respectivamente, frente a aumentos de precios del 23,1% y del 21,1%.

De ahí que se haya acentuado el desplazamiento de compras familiares o colectivas (amigos, vecinos, etcétera) hacia supermercados mayoristas, que ya venía evidenciándose en los últimos años.

El 30% de hogares visitó el canal mayorista -en el primer trimestre-, y ya está muy cerca de alcanzar el 33% de penetración que tiene el hipermercado, según se desprende del análisis Consumer Insights que realiza trimestralmente Kantar Worldpanel.

“El canal mayorista viene ganando participación de manera constante en la canasta de consumo masivo, está ampliando su llegada a nuevos estratos sociales, destacándose el nivel Bajo Superior, que por su composición e ingresos -son familias numerosas, pendientes de sus desembolsos y gastos-, encuentran en el formato una manera de ahorrar”, resaltó Filipponi.

La diferencia de la cantidad de hogares compradores en el hipermercado y en el mayorista se achicó considerablemente en el último año -era de 12 puntos a favor del hipermercado, y hoy es sólo de tres puntos. No sólo por el crecimiento genuino del mayorista, sino por una contracción real de compradores que sufre el hipermercado hace más de cuatro años.

En cuanto al tipo de compra, los hogares están buscando cada vez más productos básicos de alimentos y bebidas en el canal, priorizando el ahorro en todo momento versus el día de la promoción que ofrecen los hipermercados, «los hogares ya no van al canal únicamente por empaques grandes o compras de abastecimiento, se llevan lo justo y necesario y lo visitan cada vez con mayor frecuencia», especificó Filipponi.

Lácteos, bebidas y congelados siguen siendo los grandes perdedores de la retracción en el consumo. En este contexto, el canal mayorista les sigue ganando terreno a los hipermercados, con cinco categorías como las más elegidas por las familias: aceites, galletitas, arroz, gaseosas y pastas.

Poder adquisitivo

La ausencia de mejores señales para el consumo masivo se debe, básicamente, a la pérdida del poder adquisitivo sufrida el año pasado unos siete puntos por debajo de la inflación que repelió a los consumidores de los comercios.

Según el último informe del Indec sobre distribución del ingreso, en el cuarto trimestre del año pasado algo más de la mitad de 16 millones de habitantes con algún tipo de ingresos percibía un promedio de $8500 pesos mensuales, que se eleva a $11.000 para el total. Para la misma época el costo de la canasta básica total, que determina la línea de pobreza, era de $ 13.586 para una familia tipo. Estos contrastes explican algunas transformaciones en el consumo masivo.

Filipponi apuntó que “los hogares con bajos recursos no tienen posibilidad de comprar porque la inflación en alimentos y bebidas no se desaceleró lo suficiente, con lo cual, restringen al máximo su gasto”.

No es menor el dato de que, esta demora en la reactivación del consumo se está dando a pesar de los anabólicos que está inyectando el mercado, como las promociones, los grandes descuentos y los pagos en cuotas que volvieron a poner en marcha los bancos y las grandes cadenas de supermercados. En este contexto de compras ralentizadas, la expectativa oficial está puesta en el segundo semestre del año, especialmente porque los funcionarios están convencidos de que la tendencia hacia la baja de la inflación, por debajo del 2% mensual es algo que llegó para quedarse.

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