Un nuevo campo interdisciplinario de la ciencia, “La Neuroeconomia”, cuyo objetivo es construir una comprensión unificada sobre como los seres humanos tomamos decisiones y se probó que es posible predecir la elección de un bien por parte de un consumidor, al medir su actividad cerebral, también se demuestra que la riqueza no hace la felicidad, tras hallar un código de seguimiento de la actividad de células nerviosas humanas.
También se comprobó el papel central de la dopamina en los mecanismos de aprendizaje, al descubrir que pacientes con “Parkinson” pero medicados puede asimilar conceptos más rápidamente que las personas normales. Y se encontró que el hambre tiende a igualar las actitudes de las personas ante el riesgo se asimila con el desplome de la volatilidad en los mercados de valore de los países con mayoría de “Musulmanes durante el “Ramadán”, cuando se practica el ayuno diario.
La medición de la capacidad de asumir riesgos es la clave a la hora de emprender un nuevo negocio entre 21 y 25 años, los adultos jóvenes tiene muy buena actitudes de riesgo para hacer dinero en el largo plazo, a medida que envejecen, toman menos riesgos. Y el adolecente directamente los evitan, que son muy cautelosos cuando le informamos las probabilidades exactas de ganar o perder en experimento, pero se muestran muy dispuestos a comportarse de manera arriesgada cuando no les comunicamos esas probabilidades con claridad.
La actitud de las personas ante el riesgo cambian con la edad está estrechamente vinculada al grosor de una parte especifica que refleja esas modificaciones de sus cerebros, no significa que se determine en el nacimiento, a medida que cresemos adquirimos experiencia del comportamiento humano.
Nuestros cerebros cambian todo el tiempo en respuesta a las experiencias, que son mezcla de genética y medio ambiente con nuestras vidas cotidianas dan forma a esas modificaciones.
