Cualquier compañía que quiere centrar su actividad en la exportación comercial necesita conocer bien el mercado internacional en el que va a moverse. En la mayoría de las ocasiones esto puede representar un problema importante de comunicación, ya que implica el uso de vocabulario específico en diversos idiomas. El apoyo de una empresa de traducción profesional resulta clave para realizar los indispensables estudios de mercado y conocer la competencia de cerca.
La necesidad de conocer los mercados extranjeros en los que se pretende trabajar es indiscutible para todas las empresas dedicadas a la exportación. En el mercado internacional de exportación, conocer el terreno en el que se va a trabajar pasa por el análisis de diversos factores, como la política, la economía y la cultura del país al que se pretende exportar. Igualmente, es necesario hacer un estudio de mercado en profundidad sobre los clientes que se pueden encontrar en el mercado elegido y su potencial demanda del producto o servicio a exportar.
Conocer la competencia de un negocio es imprescindible para una empresa que se mueve en su ámbito nacional, y aun resulta más importante en el caso que se desee ampliar la actividad comercial a otros mercados internacionales.
Un análisis de la competencia que se puede encontrar en el sector de negocio en el que se desenvuelve una empresa resulta clave no solo para planificar el trabajo a realizar, sino para incluso decidir si es viable entrar en el mercado elegido.
Conocer las empresas de la competencia permite tomar las decisiones adecuadas para entrar con buen pie en un mercado de exportación y diseñar las estrategias de marketing que favorecerán un buen posicionamiento del producto o servicio entre los posibles consumidores. Fruto de este análisis previo, una empresa puede aprovechar también las debilidades de sus competidores para tomar ventaja ante ellos en determinadas acciones.
Analizar la competencia que puede encontrar una empresa en un mercado internacional pasa por conocer los competidores indirectos y directos. Es decir, aquellos que venden productos que pueden sustituir al que se pretende comercializar o, incluso, muy parecidos.
Esto implica recoger información por todas las vías posibles, desde entrevistas directas a consultas en Internet y pasando por encuestas a posibles consumidores. Para empezar, se debe conocer qué empresas concretas son competidores, su ubicación, volumen de ventas, participación en el mercado y experiencia.
Además, es imprescindible recopilar datos concretos sobre cada una de las empresas competidoras, que permitan conocer su potencial real. Entre ellos no pueden faltar sus recursos, capacidad de producción, precios, canales de venta y distribución, materiales de producción y medios de comunicación.
Con toda esta información, es mucho más fácil conocer los puntos fuertes y débiles de la competencia que se puede encontrar en cualquier mercado y, de esta manera, adoptar las decisiones necesarias para conseguir el éxito en la exportación.