En los últimos años, se le dio el nombre de “mobbing” al acoso laboral el cual un trabajador se encuentra hostigado y discriminado tras el maltrato hacia su persona por parte de sus compañeros, jefes, gerentes, etc., provocándole miedo, humillación y desánimo a la hora de cumplir con sus obligaciones como trabajador.
Esta modalidad popular es entendida como una violencia psicológica ya que, además de enfermedades y trastornos psicológicos en la persona, ha provocado en sus peores extremos, el suicidio en un alto número de víctimas.
Existen diferentes tipos de características en las cuales se puede reconocer cuando se está implementando este acoso como por ejemplo algunos de ellos:
• Insultarlo/a y gritar estando solos o con presencia.
• Humillarlo/a frente a los compañeros.
• Desvalorizar su trabajo logrado.
• Discriminarlo/a en el grupo.
• Robarle u ocultarle sus herramientas de trabajo.
• Ignorarlo/a o excluirlo/a de los planes.
• Amenazarlo/a
• No reconocerle sus éxitos.
• Criticar su trabajo.
• Castigarlo/a duramente.
• Asignarle tareas humillantes o imposibles.
Por lo general, el “mobbing” suele afectar a personas de perfil muy capaz intelectual y físicamente, provocando envidia a sus superiores o compañeros, logrando con ello el maltrato hacia su persona. En otros casos, quienes se ven afectados a este acoso son las personas de buena fe, ingenuidad o humildad, también definidos por su orientación sexual o por su juventud.
Por lo contrario, el perfil de las personas que ejercen el “mobbing” suelen ser extrovertidos, con carácter fuerte tratando de ocultar su mediocridad e inseguridad a través del maltrato desvalorizando a personas que cree que son inferiores a él o ella. El mayor porcentaje de responsables de ejercer este acoso son los superiores laborales como los jefes, gerentes o compañeros horizontales.
Está de más decir que este maltrato obtiene graves consecuencias hacia la persona perjudicada. Unas de ellas son:
• Estrés.
• Baja autoestima.
• Peor rendimiento laboral.
• Insomnio.
• Inseguridad emocional.
• Enfermedades físicas.
• Ansiedad.
• Angustia.
• Agresividad por parte de la víctima hacia su familia.
• Conflictos familiares.
Un caso de “mobbing” tuvo como víctima a Clara de 32 años donde el maltrato y hostigamiento laboral en todas sus maneras. Ella cuenta lo que vivió como camarera en un restaurante. “Yo trabajaba sólo tres o cuatro turnos porque necesitaba tiempo para mis talleres de murga y percusión. Hubo un cambio de dueños, nos sacaron el presentismo y empezaron a pagar en negro. Al nuevo encargado no le gustaba que yo tuviera una vida fuera del restaurante y me redujo los pocos turnos que tenía. También empezó a gritarme frente a los demás y a robarme en la cara las propinas que me dejaban en las mesas. Pero me exigía más rapidez, más mesas, más de todo. Y si llegaba un minuto tarde, aunque me sacaban el presentismo, me insultaba. Cuando se atrasaban con los pagos del sueldo y yo preguntaba, me decía que, por eso, por preguntar, me iba a pagar última. Y para coronarla, me empujaba cuando pasaba con la bandeja hacia el salón. Era, decía, para que caminara más rápido. “Y si no te gusta, ya sabes donde está la puerta””.
Llorando de impotencia seguía contando; “El maltrato no paraba. Al contrario. Al encargado no le gustaba ir los domingos a la mañana, llegaba de muy mal humor y se las agarraba conmigo, que había trabajado el sábado hasta las tres de la mañana. Cuando pasaba, siempre hacía un comentario insultante. Y después de oír eso yo tenía que salir al salón con la mejor sonrisa. Era esquizofrénico. Pone mejor cara porque si no te echo, me decía, burlándose. Yo no sabía qué hacer”.
Un día, después de tanta carga emocional contó; “Decidí que no seguía más. Me fui sin dinero, sin otro trabajo, nada. Simplemente dije basta. El contador de la empresa, cuando me hizo la liquidación, me aseguró que él no sabía nada de lo que pasaba. Yo sentí que en ese momento me sacaba la cadena que había arrastrado durante cuatro años. ¡No entiendo cómo pude soportar tanto! Creo que esa clase de maltrato, que se vive a cuentagotas, día a día, tiene algo contaminante. Uno se acostumbra, padece, y no sabe cómo liberarse. Por suerte, en un instante, yo me di cuenta y me liberé”, así acabo contando.
Analizando este caso, se llega a la conclusión de que en la actualidad las personas con tal de aparentar o aprovecharse de su poder y querer enriquecerlo, desvalorizan y humillan a personas sin importar el daño físico y mental que puedan causarle. Unos de los pasos a la solución o disminución de estos hechos es acudir a un especialista quien apoye y asista a la víctima en todo momento, la concientización del derecho a la dignidad en el trabajo y evitar que se atrase lo menos posible a la solución del problema ya sea con la renuncia al trabajo o el apoyo de otras personas.